Tratamientos en crisis: los costos que alejan del diván

El valor de las sesiones dificultan el acceso a la atención y crece la preocupación de los pacientes. Psicólogos analizan lo que sucede en los consultorios de la Ciudad

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¿Cuánto estas dispuesto a pagar para estar bien? ¿$35 mil? ¿$40 mil por mes? Parece una cifra elevada pero ¿cuánto es caro para cuidar la salud mental? En épocas de crisis en cada hogar comienzan a evaluar qué pueden recortar y entre los gastos innecesarios o salidas recreativas un nuevo factor se suma a la variable de recorte: la terapia.

Sin dudas la salud mental es un bien preciado a cuidar, pero la cuestión económica lo puede dificultar al punto de transformarlo en un bien de lujo. Es que según lo estipula el Colegio de Psicólogos, el valor mínimo de una sesión está a $8.400, después queda a consideración de cada profesional cobrar eso o más, por lo que un paciente que concurra una vez a la semana, tiene por lo menos un gasto de $33.600, obviamente si lo hace de manera particular.

En sus consultorios los psicólogos ya comenzaron a notar los coletazos de la crisis, pacientes que dejaron sus tratamientos -muchos sin previo aviso- otros que espacian los encuentros o incluso algunos que intentan negociar el valor.

“Si bien venimos de enero que es un mes particular porque la demanda suele bajar por las vacaciones, si se está notando que al aumentar el valor de las sesiones mucha gente que quiere empezar no accede a la consulta o pacientes que ya venían en tratamiento deciden dejar o empezar a ir cada 15 días”, sostuvo al respecto la Licenciada en Psicología, Anahí Boujon y analizó que a su entender “empezar un tratamiento nuevo de entrada cada 15 días hace que se dificulte establecer la transferencia, encuadrar el espacio y lograr un ritmo de trabajo. En cambio si el paciente ya lleva un tiempo no se nota tanto porque hay algo construido”.

Tal como se mencionó el mínimo es $8.400 pero cada profesional puede definir su honorario por lo que “hoy una sesión particular puede rondar entre los $10.000 y $15.000”, señaló el psicólogo Mel Gregorini quien consideró que “a la gente le está costando acceder, se nota mucho que piensan mucho antes de consultar, pero hay que verlo como una inversión y no como una pérdida”.

 

A la gente le está costando acceder, se nota mucho que piensa antes de consultar, pero al tratamiento hay que verlo como una inversión y no como pérdida”

Mel Gregorini
Psicólogo

 

Desde su experiencia notó que hay dos grupos, están “los que piden espaciar los encuentros cada 15 o 20 días y por otro lado los que directamente abandonan el tratamiento”. El problema aparece cuando estos últimos quieren retomar porque por lo general ya “ha pasado mucho tiempo entonces es como volver a empezar de cero, ya con otra carga de preocupación que es lo económico”.

“Demanda hay, no es que bajo la necesidad de la gente de recurrir a estos espacios, pero lo que si se nota es la dificultad en el acceso algo que antes no se veía tanto”, manifestó por su parte la psicóloga Magalí Garin. Al igual que sus colegas en este último tiempo se encontró con pacientes que le pidieron espaciar los encuentros o incluso con algunos que le pidieron negociar la tarifa, en esos casos queda hacer una evaluación personal “hay pacientes que ya están en tratamiento, que están comprometidos y que no pueden abonar más, entonces en esos casos uno puede ver de cobrarles menos”, reconoció.

LA ECONOMÍA UNA PREOCUPACIÓN CONSTANTE

Tal como lo indicaron, esta baja en la cantidad de consultas solo se registró en los pacientes que se atienden de manera particular, “en mi caso, trabajo en los policonsultorios de Ioma a donde los afiliados cuentan con una cobertura del 100% del tratamiento y ahí si la demanda explota”, aclaró Boujon.

Es que así como aleja a muchos de los tratamientos psicológicos, la cuestión económica también es el motivo por el que otros se acercan. “Dentro del consultorio es un tema recurrente el económico”, pero los pacientes no solo se preocupan por su propio bolsillo, sino que “algunos entienden el contexto en el estamos viviendo y llegan ellos mismos a pedir aumentar la sesión o aceptan las actualizaciones de los honorarios sin peros”, comentó Garin.

Esta comprensión de muchos pacientes se debe a que si bien el aumento en los valores pueden volverlo un tratamiento excluyente, algunos comprenden que se trata de una inversión en salud y que además los psicólogos cuentan con una “serie de gastos fijos solo para poder ejercer la profesión”, tal como manifestó la licenciada Garin. Esta lista de gastos se compone por “la matrícula, la caja de psicólogos, en algunos casos el alquiler de consultorios, las supervisiones, cursos de formación y hasta monotributo y contador”, enumeró la psicóloga.

 

Hay pacientes que dejaron sus tratamientos y otros que espaciaron los encuentros

 

Pero volviendo a lo que ocurre con los pacientes, “hoy en día dentro del consultorio se habla mucho de economía, de política, de la parte social, de inseguridad” aseguró Gregorini y detalló que “además vemos que mucha gente que se encuentra inestable emocionalmente también siente una inestabilidad económica muy fuerte y así su malestar termina repercutiendo en todos los sentidos de su vida diaria. Sin dudas las emociones y la economía van de la mano”. En ese sentido explicó: “En psicología vemos que la parte económica es el mundo emocional reflejado en el exterior”.

Este es el panorama con el que se encuentran muchos de los psicólogos de la Ciudad quienes además empezaron a notar entre sus pacientes la reaparición de cuadros que ya se dieron en etapas previas. “Estamos viendo que la gente está consultando mucho, hay mucha ansiedad sobre todo por la incertidumbre del momento económico. Muchos están rememorando episodios pasados, gente ha quedado mal o traumatizada en otro periodo que ahora vuelven, estamos notando un incremento del estrés postraumático” concluyó Gregorini.

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