¿Vendrá el Papa a la Argentina? ¿Cuándo?

Edición Impresa

Alberto Nofel

Es inocultable la ansiedad de la feligresía católica, ya no acerca de si Francisco vendrá a la Argentina sino de cuándo. Por supuesto la bienvenida sería más que calurosa y transmitiría su devoción a través del Papa.

Francisco, el primer Sumo Pontífice argentino, ha producido cambios significativos en el Vaticano y en las iglesias de varios países y no ha vacilado en decidir renovaciones que generaron resistencias. En la Argentina el cambio ha sido más profundo que generacional. Haciendo hincapié en el necesario compromiso social de los sacerdotes y la revalorización de la política, se introdujo en temas que en el pasado solían ser evitados. Lo que no puede dejar de causar situaciones para las que no hay muchos antecedentes.

En la semana que pasó, actitudes y gestos de Bergoglio, como le dicen la dirigencia política y sacerdotes de la Iglesia, motivaron análisis que concluyeron en opiniones contradictorias. Dos misas en la ciudad de Buenos Aires fueron convertidas en actos políticos por militantes kirchneristas. Ayer, ante lo ocurrido en una celebración, el obispo auxiliar y vicario general de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara se sintió obligado a pedir disculpas ante la partidización del acto litúrgico en el que estaba presente. Mientras tanto, en el Vaticano, Francisco recibió a dirigentes gremiales de un sector del personal de Aerolíneas Argentinas, que utilizó la ocasión para ratificar su oposición a la privatización de la empresa, un día antes que la cuestión fuera tratada en el Senado de la Nación.

Anteayer que, como estaba anunciado, el Presidente de la Nación llegó a Italia, Francisco, en un hecho sin muchos antecedentes, mantuvo dos reuniones, según informó la Provincia, con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, que es hoy uno de los tres líderes más importantes de la oposición y el único que puede exhibir un triunfo significativo en las elecciones.

Al día siguiente, Bergoglio fue el primer Papa en participar en una reunión del G7, en la que planteó los peligros de la inteligencia artificial pero hizo hincapié en que “ciertamente para muchos la política hoy es una mala palabra, y no se puede ignorar que detrás de este hecho están a menudo los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos”. A esto se añaden las estrategias que buscan debilitar, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología. Pero, ¿puede funcionar todo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad social y la paz social sin la buena política?

Los argentinos suelen creer que todo está dirigido hacia ellos, pero el Papa debe estar preocupado por el crecimiento electoral del populismo de derecha racista en Europa. Claro que esas palabras dichas en presencia de Milei, que triunfó en las elecciones sobre la base de una campaña denunciando la corrupción de la “casta política” inevitablemente el egocentrismo argentino permitió la difusión de la idea de que la frase estaba dirigida al Presidente de la República Argentina.

 

Argentina
Papa Francisco
Javier Milei

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE