Síntesis perfecta: las claves para optimizar la alimentación y el ejercicio

La evidencia respalda la idea de que una dieta balanceada es fundamental para el bienestar integral. A la vez, la actividad física regular es un componente esencial para cuidar la salud

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En la búsqueda constante de una vida plena y saludable, dos pilares se destacan por su impacto significativo: la nutrición equilibrada y la actividad física regular. Estos elementos no solo contribuyen a mejorar la calidad de vida, sino que también pueden prolongarla de manera notable.

La evidencia respalda la idea de que una dieta balanceada es fundamental para el bienestar integral. La dieta mediterránea, célebre por su énfasis en frutas, verduras, aceite de oliva extra virgen, cereales integrales, legumbres y pescado, ha demostrado ser un modelo ejemplar. Este patrón alimenticio promueve la salud cardiovascular y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad.

“Es crucial mantener una alimentación variada y consciente que incluya todos los grupos de alimentos necesarios para cubrir las necesidades nutricionales diarias”, señala la nutricionista experta Dra. María Fernández. “La calidad de nuestra alimentación impacta directamente en nuestra salud a largo plazo”, añade.

Además, estudios recientes subrayan el papel esencial de nutrientes específicos como las grasas insaturadas y los antioxidantes, presentes en frutas y verduras, en la protección celular y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.

EL PODER TRANSFORMADOR DE LA ACTIVIDAD FÍSICA

Por otro lado, la actividad física regular es un componente esencial para mantener la salud a lo largo de los años. Se recomienda un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, combinado con actividades de fortalecimiento muscular. Esta combinación no solo mejora la condición física general, sino que también fortalece el sistema inmunológico y ayuda a prevenir enfermedades crónicas como las cardiovasculares.

“Es fundamental equilibrar ejercicios aeróbicos y anaeróbicos para maximizar los beneficios para la salud”, comenta el entrenador personal Pablo Gómez. “Cada individuo tiene necesidades y capacidades únicas, por lo que es crucial adaptar el plan de ejercicios en consecuencia”, agrega.

Investigaciones recientes han revelado que la actividad física no solo tiene beneficios físicos evidentes como la mejora de la fuerza muscular y la salud ósea, sino que también desencadena efectos positivos en la función cognitiva, el manejo del estrés y la calidad del sueño.

EL IMPACTO EN LA TERCERA EDAD

El binomio nutrición-actividad física cobra especial relevancia en la vida del adulto mayor. Estudios indican que una alimentación rica en fibras y grasas saludables puede influir positivamente en la longitud de los telómeros, estructuras vinculadas al envejecimiento celular. Además, la práctica regular de ejercicio no solo ayuda a mantener un peso adecuado, sino que también fortalece el corazón y el sistema inmunológico, contribuyendo a un envejecimiento más saludable y activo.

 

El binomio nutrición-actividad física cobra especial relevancia en la vida del adulto mayor

 

“Es posible envejecer de manera saludable si se combina una alimentación nutritiva con la actividad física adecuada”, comenta la gerontóloga Dra. Laura Martínez. “Estos hábitos son fundamentales para mantener la calidad de vida y el bienestar en la tercera edad”, destaca.

En resumen, adoptar un estilo de vida saludable implica más que simplemente cuidar la alimentación y realizar ejercicio físico regular. También incluye gestionar el estrés, asegurar un sueño reparador y evitar hábitos perjudiciales como fumar y el consumo excesivo de alcohol. La consistencia en la práctica de estos hábitos es clave para disfrutar de una vida larga y plena.

“La salud es un camino que se construye día a día”, concluye la Dra. Fernández. “Encontrar un equilibrio sostenible nos permite disfrutar cada etapa de la vida con salud y vitalidad”, finaliza.

Integrar la nutrición adecuada y la actividad física regular en la rutina diaria no solo mejora la salud presente, sino que también establece las bases para un futuro más saludable y prometedor. Es un compromiso con uno mismo y con quienes nos rodean, un legado de bienestar que podemos cultivar y compartir en cada paso de nuestro camino.

ESTRATEGIAS ANTE LOS EXCESOS

Después de disfrutar de un día festivo con excesos culinarios, es natural que muchos se pregunten cómo compensar esos deslices mediante el ejercicio físico. La duda surge: ¿es más efectivo el cardio o el entrenamiento de fuerza? Para despejar esta incógnita, es crucial entender cómo funciona nuestro cuerpo en situaciones así.

EL VEREDICTO DE LOS EXPERTOS

Según Juan Ruiz López, director de un centro de entrenamiento reconocido, el cuerpo no acumula grasa de un día para otro por una sola comida abundante. El aumento de peso a corto plazo generalmente se debe a la retención de líquidos, que se normaliza rápidamente. “El ejercicio físico ayuda a eliminar estos líquidos adicionales”, explica Ruiz, enfatizando que mantener la rutina de entrenamiento habitual es generalmente suficiente para equilibrar las cosas después de un día de excesos.

AUMENTANDO EL NEAT

Para quienes desean un extra, Sandra Lordén, entrenadora especializada, recomienda aumentar el NEAT (gasto energético no programado). Esto implica actividades cotidianas como caminar más, evitar el uso del automóvil y tomar las escaleras en lugar del ascensor. Este enfoque incrementa el gasto calórico diario, clave para contrarrestar el exceso calórico puntualiza

Tanto Lordén como Ruiz coinciden en que la combinación de ejercicios cardiovasculares y de fuerza es altamente efectiva para quemar calorías. Lordén sugiere que, para la pérdida de peso a largo plazo y la preservación de la masa muscular, el entrenamiento de fuerza es indispensable. “Los circuitos metabólicos, similares al HIIT, son ideales para aumentar el consumo de calorías y la tasa metabólica”, añade.

Para maximizar los beneficios, Lordén recomienda añadir sesiones adicionales de cardio como correr, nadar o andar en bicicleta. Estas actividades no solo aumentan el gasto calórico, sino que también mejoran la circulación sanguínea, contrarrestando los efectos de pasar mucho tiempo en ambientes calentados, comunes durante las festividades.

 

Sirve para gestionar el estrés, asegurar un sueño reparador y evitar hábitos perjudiciales

 

Óscar Vidal, entrenador personal, desaconseja hacer ejercicios abdominales intensos después de un día de excesos, ya que podrían dificultar la digestión si se realiza sobre un estómago hinchado. En su lugar, recomienda centrarse en ejercicios más globales que no comprometan la comodidad digestiva.

Más allá del ejercicio físico, es fundamental ajustar la alimentación posterior a un día de excesos. Incluir alimentos ricos en fibra y proteínas puede ayudar a satisfacer el apetito sin agregar calorías adicionales. “Las verduras, los cereales integrales y las fuentes magras de proteínas son ideales para recuperar el equilibrio nutricional”, sugiere Ruiz.

Según los expertos, la clave está en la consistencia a largo plazo. Un solo día de excesos no debería alterar drásticamente los progresos hacia los objetivos de salud y fitness. Mantener una rutina de ejercicio constante, combinando diversas modalidades según las necesidades personales, es esencial para alcanzar y mantener un peso saludable.

En conclusión, después de una celebración con excesos, la estrategia más efectiva incluye mantener el ejercicio regular, incrementar el NEAT con actividades cotidianas, combinar cardio y entrenamiento de fuerza, y evitar ejercicios intensos de abdominales. Con estas prácticas, es posible disfrutar de los momentos festivos sin descuidar el bienestar físico y nutricional a largo plazo. La clave está en encontrar un equilibrio que promueva la salud integral y el bienestar continuo.

Adelantar platos que puedan freezarse ayuda a ordenar la semana con las comidas / Freepik

LA DICOTOMÍA

En el continuo esfuerzo por alcanzar y mantener un peso saludable, la discusión sobre si es más efectivo enfocarse en la dieta o en el ejercicio físico para perder peso sigue siendo un tema candente entre los expertos y el público en general. Un estudio reciente realizado por la marca Siken reveló que un significativo 82% de los encuestados siguieron alguna forma de dieta el año pasado, con un considerable 48% de ellos motivados específicamente por perder peso antes del verano.

Sin embargo, las cifras también revelan que no todos lograron sus objetivos de manera satisfactoria: solo un 37% de los que iniciaron una dieta la completaron exitosamente, mientras que un 38% la llevó a cabo “a medias”, y un preocupante 25% la abandonó poco después de empezar, enfrentándose así al riesgo del temido efecto rebote.

Mireia Tomás Lodeiro, licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y personal trainer de Clínica Opción Médica, enfatiza que tanto la dieta como el ejercicio son cruciales para alcanzar un peso saludable y mantenerlo a largo plazo. “No se trata solo de qué comes, sino también de cómo te mueves”, destaca. Para ella, la pérdida de peso saludable implica un enfoque equilibrado que combine una alimentación adecuada con una vida activa.

Carmen Díaz, directora del centro de bienestar y estética Goya de Germaine de Capuccini, coincide en que mantener un peso sano requiere más que simplemente seguir dietas temporales. “Una alimentación sana, que permita pequeños caprichos de vez en cuando, junto con la práctica regular de ejercicio físico para contrarrestar el sedentarismo, es esencial”, afirma.

Según un ensayo encargado por el National Cancer Institute (NCI) de Estados Unidos, la combinación de dieta y ejercicio resulta ser la estrategia más efectiva para la pérdida de peso sostenida. Los resultados del estudio indicaron que aquellos participantes que realizaron ambos cambios simultáneamente experimentaron una pérdida de peso promedio del 10.8% de su masa corporal, en comparación con el 8.5% de aquellos que solo modificaron su alimentación y un modesto 2.4% de los que solo se enfocaron en el ejercicio físico.

En el debate sobre si es más eficaz hacer dieta o ejercicio, los expertos de Nike señalan que, si bien el ejercicio contribuye en promedio al 5% del gasto energético diario total (GEDT), la pérdida de peso efectiva depende en gran medida de mantener un déficit calórico. Esto implica consumir menos calorías de las que se queman, sin importar cuánto se ejercite. “Si comes más de lo que necesitas, incluso con un intenso régimen de ejercicio, es probable que no veas los resultados deseados”, explican.

Roberto Conesa, entrenador personal especializado en nutrición en DomoPersonal, advierte contra la reducción drástica de calorías como método para perder peso. “Esto puede llevar a la pérdida de masa muscular, lo cual es contraproducente a largo plazo”, sostiene. En lugar de eso, aboga por una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico, destacando la importancia de combinar ejercicios aeróbicos como correr, nadar o montar en bicicleta con sesiones de entrenamiento de fuerza para mantener y fortalecer la masa muscular.

Adriana Alvarado, doctora del Centro de Nutrición Clínica (CNC), subraya que el control de la alimentación constituye el 75% del éxito en la pérdida de peso, mientras que el 25% restante proviene del ejercicio físico. Esto pone de relieve la importancia de adoptar hábitos alimenticios saludables, como incluir frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables en la dieta diaria.

En conclusión, aunque la combinación de dieta y ejercicio se presenta como la estrategia más efectiva para perder peso de manera sostenida, mantener un enfoque equilibrado y sostenible es fundamental para alcanzar resultados duraderos. Al adoptar hábitos alimenticios saludables y una rutina de ejercicio adecuada, cada persona puede encontrar la fórmula que mejor se adapte a sus necesidades individuales y metas de salud a largo plazo.

 

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