Cristina y su diagnóstico sobre el peronismo, en medio de la pelea con Milei
Edición Impresa | 8 de Septiembre de 2024 | 02:59

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
Experta en administrar los tiempos, el último viernes Cristina Kirchner publicó en redes sociales una de sus cartas políticas (en este caso kilométrica, de ocho páginas) con un doble objetivo: recordar sus diferencias ideológico/económicas con Javier Milei y enviar un mensaje al peronismo, en una suerte de diagnóstico de la realidad actual de ese partido, de la que ella es acaso la referente principal, e intentando un análisis del porqué de su situación coyuntural perdidosa frente a un novato en la política como el Presidente.
Como otras veces, con su movida epistolar Cristina logra recuperar el foco de atención del abanico opositor y, sobre todo, la centralidad en un PJ que no ha podido aún parir otros liderazgos emergentes de peso y con connotaciones nacionales.
Es la economía...
Hace rato que la expresidenta procura comunicar ideas sobre economía, desde la reivindicación de lo que fue su propio gobierno en esa materia -nunca una autocrítica, prácticamente una panacea- hasta la refutación del rumbo económico que le está imprimiendo Milei a la Argentina, que es lo contrario de lo que ella pregona.
En este sentido, los libertarios le vienen a la dama como anillo al dedo y, al revés, la insistencia de Cristina en reivindicar la expansión del gasto y la presencia omnipresente del Estado para casi todo lo referido a la vida pública es música para los oídos del Presidente, que por cierto acepta el duelo dialéctico.
Así, asistimos a cruces y chicanas vía redes entre ambos con modos casi arrabaleros, barriales. Del “yo sé que vos de economía no entendés mucho, demostrado por el hecho de que te rodeaste de analfabetos anuméricos que destruyeron el país con su chamanismo económico”, que le dedicó Milei a la exVice de Alberto Fernández; al “cuando quieras -porque tiempo tenes y lo dedicas a boludear en las redes- te espero en el Patria y te explico un poquito”, con el que lo espadeó Cristina a modo de respuesta. Hubo bastante más. Alta política.
El recalentamiento de este duelo en el mundo virtual parece dejar casi en la pre-historia aquellas imágenes de cordialidad que se vieron el día del traspaso de mando entre los Fernández y la dupla Milei-Victoria Villarruel, con un jueguito de complicidad entre Cristina y el recién asumido Presidente a propósito del detalle del grabado en el nuevo bastón de mando, con las caritas de los perros mastines del libertario. Sus hijos de cuatro patas, según su propia definición de los mismos.
El tema LIjo
Llega también cuando en el mundo de la política se habla de un acuerdo entre el kirchnerismo y los libertarios -claramente avalado por ambos líderes- para designar al polémico juez Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia. Acuerdo que, de existir, quedará expuesto en el Senado cuando haya que votar el pliego respectivo. Un mal pensado podría decir que el reciente cruce acaso apunte a relativizar un poco esa idea o presunción instalada, que es rechazada por ciertos aliados clave del Presidente. Como el líder del PRO, Mauricio Macri.
“Es la economía bimonetaria, estúpido. Aportes para un debate argentino”, es el título de la carta pública de Cristina. Expresa ideas que ya se le han oído, como el mismo título al paper: un país en el que la moneda que emite el Estado sólo es utilizada para transacciones cotidianas pero no como reserva de valor o de ahorro, para lo cual se usa el dólar.
Pero lo más interesante de la carta es la segunda parte. Un capítulo titulado “El Peronismo se torció” y otro “El Peronismo se desordenó”, que asoman tal vez como la primera autocrítica seria y profunda del porqué de la derrota de 2023.
En rigor, lo de autocrítica en la pluma de Cristina es relativo. Porque el texto es un compendio de palazos al gobierno de Alberto F., sus decisiones, sus flaquezas -como la foto de la fiesta de Olivos en plena pandemia del Covid, a la que alude- y su pérdida de representatividad entre los trabajadores y los sectores populares. Pero la ex presidenta enumera todo eso, e incluso más porque podría decirse que se remonta hacia los tiempos de su propia gestión, como si fuera sólo una espectadora. Una analista de lo que el PJ hizo mal en los últimos años pero como si no hubiera sido la protagonista central de toda la historia desde por lo menos la muerte de su esposo. Incluyendo su rol de arquitecta del gobierno de Fernández a partir de la muy efectiva maniobra electoral de 2019.
Es la ratificación de lo que venía insinuando: según su lógica ella no fue parte del gobierno anterior. Es lo que ha logrado transmitir a la feligresía propia, esa militancia casi religiosa que ahora ve en Alberto, en especial luego de la denuncia de violencia de género, a la personificación de un Satanás con el que nunca tuvieron que ver.
Según la ex Vice, “gel peronismo se torció” entre otros motivos cuando “convalidó el préstamo multimillonario e irregular con el FMI” (recordar que los bloques K del Congreso no votaron la ratificación parlamentaria); cuando “por primera vez en un gobierno peronista los trabajadores registrados no llegaron a cubrir la canasta básica total”; cuando “no recuperó el carácter universal de su políticas sociales”; cuando “mal administró las divisas” y cuando “se anuló la palabra presidencial” por la aparición de la foto de la fiesta maldita en pleno aislamiento. Una piña tras otra para Alberto. Y no es una chicana por la figura que lo abruma por estos días.
Y, de acuerdo a Cristina, el PJ “se desordenó” cuando no advirtió la modificación de las relaciones laborales y por eso las representaciones sindicales y fundantes del peronsimo “ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores (palo para la CGT); cuando no pudo lograr una estatalidad más vinculada a la comunidad, algo que derivó en que se perciba al empleo público como un privilegio o un gasto innecesario; por no hacer un reforma tributaria que hiciera al sistema más racional y equitativo; por no impulsar una reforma profunda de la educación pública; por no hacer un plan de seguridad integral y frenar el avance del narco; y demás críticas que pueden leerse en su cuenta de la red X.
Lo curioso es que la idea del “desorden” debería incluir sus dos gestiones en la Casa Rosada porque muchos de esos ítems no se anotan precisamente entre sus logros.
Perspectivas
Algunas fuentes del PJ sugerían que ese punteo de “déficits” del peronismo que hizo Cristina debe leerse en clave de propuesta, de lo que hay que hacer para “re-enamorar” a un electorado hastiado justamente por lo que ella enumeró. Son los que se entusiasman con la idea de que la ex presidenta podría encabezar la oferta de perfil justicialista en la provincia de Buenos Aires el año próximo, se verá con qué marca de espíritu frentista.
Ella hace silencio al respecto. Hace unos meses había pedido que alguien tomara el “bastón de mariscal”. Se ve que, para ella, nadie le hizo caso o no está conforme con los que vienen insinuando un cierto despegue. “Hay que ordenar las nuevas demandas para poder alinear pensamiento palabra y acción: una trilogía indispensable a la hora de formular propuesta y estrategia que permitan organizar una fuerza política que vuelva a representar mayoritariamente para pasar de ser oposición a alternativa de gobierno”, escribió el viernes. ¿Llamado de atención o aviso?
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