El miedo de cada noche: salvaje asalto mientras dormían
Edición Impresa | 19 de Octubre de 2025 | 02:49

Un matrimonio de jubilados de Los Hornos vivió momentos de terror en la madrugada de ayer, cuando tres delincuentes encapuchados y armados irrumpieron en su vivienda mientras dormían. Según pudo saber EL DIA, todo ocurrió alrededor de las 3 en una casa de la calle 157 entre 64 y 65, donde las víctimas, un hombre de 75 años y su esposa, descansaban sin imaginar que serían sorprendidos en su propio dormitorio por un grupo de ladrones que, en base a lo revelado, actuaron con total frialdad y se tomaron su tiempo para revolver cada rincón del hogar.
De acuerdo con la denuncia que realizó el damnificado, identificado como Juan Carlos, los delincuentes ingresaron tras forzar una ventana del primer piso. Una vez adentro, se dirigieron directamente al dormitorio principal, donde el matrimonio dormía. El estruendo de la rotura los despertó, pero no tuvieron oportunidad de reaccionar: los tres hombres, de entre 20 y 30 años, con los rostros cubiertos y vestidos con ropa oscura, ya estaban dentro del cuarto. Uno de ellos portaba un arma de fuego y fue quien se encargó de apuntarles mientras los otros dos amenazaban y exigían dinero.
“Querían dólares, repetían eso todo el tiempo”, contó el hombre a los investigadores. Mientras el matrimonio intentaba mantener la calma, uno de los delincuentes utilizó una prenda de ropa interior de la mujer, Marta, para atarle las manos al esposo y evitar cualquier intento de resistencia. Durante casi una hora, los ladrones se movieron con absoluta tranquilidad por toda la vivienda: abrieron cajones, revisaron placares, y hasta se dieron tiempo de hurgar en los recuerdos familiares que guardaban en cajas y muebles.
Finalmente, escaparon llevándose dinero en efectivo, varias alhajas, entre ellas la alianza de casamiento de Marta, y el auto Honda Fit de la familia, con el que se dieron a la fuga. En el interior del vehículo también se encontraba la cédula verde y otros documentos personales del dueño.
A pesar del violento asalto, los jubilados no sufrieron lesiones físicas. Sin embargo, ambos quedaron en estado de shock por lo vivido. La víctima relató que, si bien fueron tres los hombres que ingresaron al interior de la casa, escuchó voces de al menos una cuarta persona que se habría quedado afuera, posiblemente como apoyo o “campana”.
En su declaración también aportó un dato inquietante: el día anterior al robo, una vecina le había advertido que vio a un hombre “tomando medidas del frente de la vivienda”. Aunque no le dio mayor importancia en ese momento, hoy ese detalle cobra un valor clave para la investigación, ya que sugiere que el golpe habría sido planificado con antelación.
La Policía trabaja ahora en el análisis de las cámaras de seguridad del domicilio y de la zona, que podrían haber captado los movimientos previos o posteriores al robo. Los peritos constataron que el ingreso se produjo tras forzar una ventana de la planta alta, lo que demuestra que los delincuentes sabían exactamente por dónde entrar y que no temían escalar ni exponerse a ser vistos.
Violencia desmedida
Este tipo de ataques, ocurridos durante la madrugada y dirigidos contra personas mayores, se repite con preocupante frecuencia en distintos puntos de La Plata. En muchos casos, las víctimas son jubilados que viven solos o en pareja, y que se convierten en blanco fácil para ladrones que no dudan en irrumpir mientras duermen.
La violencia de estos hechos, aunque en ocasiones no derive en lesiones, deja secuelas profundas: miedo a volver a dormir, sensación de indefensión y el trauma de haber sido invadidos en el espacio más íntimo del hogar. Vecinos de la zona de Los Hornos expresaron su preocupación por la seguidilla de hechos similares ocurridos en las últimas semanas.
“Ya no se puede descansar tranquilo. A la madrugada, cuando escuchás un ruido, pensás que te están entrando”, contó un frentista que vive a pocos metros del lugar.
El robo sufrido por Juan Carlos y su esposa se suma a una serie de asaltos a jubilados en la región, bajo distintas modalidades: entraderas violentas, robos con falsos empleados o golpes cometidos por bandas que vigilan previamente los movimientos de las víctimas. En todos los casos, el patrón se repite: eligen personas mayores.
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