Amor duradero (también en el guardarropa)

El civil se impone como una ceremonia íntima y diurna, donde la frescura y la funcionalidad marcan tendencia. En tiempos de consumo consciente, la clave está en elegir conjuntos que puedan volver a usarse: prendas que brillen en el “sí” y sigan teniendo vida después

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El civil: naturalidad con estilo

El casamiento civil tiene una estética propia. A diferencia de la boda religiosa o la gran fiesta de noche, el civil suele ser una celebración breve, cercana, muchas veces al aire libre o en espacios reducidos, donde la naturalidad y la comodidad ganan terreno. En primavera-verano, las temperaturas cálidas invitan a looks livianos, telas naturales y cortes relajados.

Cada vez más parejas optan por ceremonias diurnas en terrazas, patios, quintas o juzgados con jardines, y eso cambia el código de vestimenta. Se trata de encontrar un equilibrio entre el espíritu festivo y el confort: algo que se vea especial, pero que no parezca “demasiado”. Y sobre todo, algo que pueda volver a usarse.

La tendencia de la moda sustentable y reutilizable llegó también al altar. Hoy se privilegian prendas que, más allá del momento simbólico, puedan reinventarse para otras ocasiones: un vestido que se transforme en prenda de cóctel, un traje que funcione luego para eventos o cenas. El look del civil se convierte así en una inversión de estilo con propósito.

 

 

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