El Gobierno, entre la presión de los mercados y los desafíos tras la firma del swap con EE UU
Edición Impresa | 21 de Octubre de 2025 | 01:42

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
Al Gobierno le espera una semana agitada, desde el punto de vista económico-financiero antes de las elecciones del próximo domingo. Cuatro ruedas bursátiles y del mercado de cambios que se avizoran tensas, si se tiene en cuenta lo que pasó ayer: la confirmación del swap de monedas con Estados Unidos y el anuncio de que se negocia un plan de re-compra de deuda con la participación de organismos internacionales no alcanzaron para calmar el alza en el valor de la divisa y los bonos mostraron un mejora muy tímida, solamente sobre el cierre y luego de la segunda de las novedades.
El compromiso del gobierno de Donald Trump para ayudar a la gestión Milei ya es algo histórico, nunca visto antes. Es verdad que no ayudan frases como la de ayer del norteamericano, quien dijo que Argentina “está peleando por su vida, se está muriendo”. Pero los mercados, más allá de esa tendencia a la verborragia, están mandando un mensaje claro. La traducción sería así: por más respaldo de la Casa Banca que haya ahora, queremos ver lo que sucede el domingo electoral.
En efecto, se ha transformado en un resultado crucial, mucho más que el que supone una elección normal de medio término: en base a los números que se vean ese día, los mercados leerán -o interpretarán a su manera- las chances de que Milei pueda avanzar con ciertas reformas estructurales, y hasta dónde se alejan las chances del regreso de un populismo de izquierda, como definen en esas oficinas del poder económico a la experiencia ya vivida del pero-kirchnerismo.
Es una notable presión sobre La Libertad Avanza, que ha virado su objetivo electoral en los últimos dos meses, sobre todo desde la derrota en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires: pasó de descontar un triunfo en la sumatoria nacional de octubre a rezar para que el escrutinio le regale un número de bancas futuras que lo acerque, sumando aliados posibles, a los poco menos de 90 diputados que le permitan blindar los vetos presidenciales y alejar el fantasma del eventual juicio político impulsado por la oposición.
Pero el Presidente afronta otra presión, no sólo la del resultado del domingo. Es sobre lo que pase después, sea cual sea el mismo. El mundo le dice que tiene que cambiar. El “solidario” Departamento del Tesoro de EE.UU y el siempre escrutador Fondo Monetario Internacional casi que le exigen virar hacia una lógica de construcción de consensos que no está en el ADN violeta. Suturar vínculos cortados por la impericia política del propio oficialismo. Reconstruir puentes que estaban pero que dinamitaron los modales hoscos, la tendencia a la humillación y a la soberbia.
Esa es, también, una duda que interpela a los mercados y a la política. ¿Podrá hacerlo Milei? ¿Cambiará? Es claro que necesita insuflar el gabinete nacional para mejorar nichos de gestión y para alejar la sensación -en rigor, es una realidad- que todo el tiempo se están peleando entre ellos.
En la previa de las elecciones se vive hoy un estado de tensión permanente en la Rosada por los rumores de que el sector del asesor Santiago Caputo acrecentará aún más su poder interno (es probable que el consultor empiece a tener un cargo formal, no como hasta ahora que es un monotributista que factura mensualmente al Estado pesar de que maneja medio gobierno) y ante la eventual entrada de cuadros del macrismo al esquema ministerial. Lo que ocasionaría el recorte de atribuciones e influencias del sector interno que reporta a Karina Milei y al clan Menem, muy cuestionados por las fallidas decisiones político-electorales que tomaron en todo el país y por los casos de presunta corrupción de público conocimiento.
Por estas horas hay fuertes rumores de la salida del canciller Gerardo Werthein, protegido de Karina y apuntado por el joven Caputo, quien le adjudica la responsabilidad por el agridulce sabor que dejó la bilateral con Trump en Washington luego de aquella frase del anfitritón que puso en duda el apoyo financiero del Tesoro si Milei pierde las elecciones. Caputo, de hecho, ha armado una suerte de embajada “blue” para relacionar la gestión Milei con EE.UU, algo que saca de las casillas al canciller, jefe formal de la diplomacia argentina.
Obviamente, Patricia Bullrich y Luis Petri probablemente abandonen Seguridad y Defensa porque son candidatos a senadores en CABA y Mendoza respectivamente y tiene altísimas chances de entrar al Congreso, donde el gobierno los necesitará. Pero cerca de Milei intuyen que si hay una derrota dolorosa en las urnas la presión del sistema para cambiar nombres en los ministerios será mucha, incluida la posiblidad de recortarle atribuciones a su hermana. Pasándola, acaso, a la secretaría privada y ya no en la crucial secretaría General. Claro, nunca alejarla de su entorno más directo. Algo impensado si se conoce la relación simbiótica que tiene ambos.
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