Capuchas, precintos y miedo: despiertan a una familia para sacarle todo
Edición Impresa | 27 de Octubre de 2025 | 00:39
Tolosa volvió a despertar con la sombra del delito rondando entre sus calles.
En la madrugada del domingo, una vivienda ubicada en calle 531 entre 18 y 19 se transformó en el escenario de un violento robo.
Según pudo saber este diario, el sueño de una familia fue interrumpido por el accionar de cuatro hombres vestidos de negro, encapuchados y armados, que redujeron a los ocupantes con una frialdad que sólo el miedo puede describir.
Según relató la víctima, un hombre de 45 años, inspector de profesión, todo ocurrió cerca de las cinco de la mañana, cuando se levantó del descanso familiar para fumar un cigarrillo en el patio trasero.
Nada hacía suponer que, en cuestión de segundos, su rutina se convertiría en una escena de terror.
Apenas salió del baño presto a volver a la cama, fue sorprendido por los intrusos, que habrían saltado uno de los paredones del fondo para ingresar sin ser vistos.
Uno de los asaltantes, armado con una pistola, le apuntó directamente al cuerpo y le ordenó que levantara las manos.
Con movimientos rápidos y coordinados, lo ataron con un precinto y lo llevaron hasta la habitación principal, donde su pareja dormía abrazada a su perro.
“No griten y no hagan nada raro”, habrían dicho, mientras otro de los ladrones agitaba un machete con intenciones intimidatorias.
Dentro del dormitorio, la tensión escaló a su máximo nivel.
El hombre fue arrojado boca abajo sobre la cama, completamente inmovilizado, mientras los intrusos exigían dinero y claves de acceso a sus teléfonos.
El silencio del amanecer se rompía solo con los gritos de los delincuentes, que no encontraban lo que buscaban.
La víctima, en medio del temor, repetía una y otra vez que no tenía efectivo ni fondos en sus billeteras virtuales.
Los encapuchados, jóvenes de entre 16 y 25 años según la voz y contextura física que pudo percibir el damnificado, actuaban con precisión.
Uno de ellos, a quien llamaban “Luquitas”, parecía dar las órdenes.
Otro revisaba cajones y muebles con guantes negros, cuidando de no dejar huellas.
El resto se repartía entre los distintos ambientes, cargando todo objeto de valor que encontraban a su paso.
En pocos minutos, el grupo se alzó con un botín compuesto por tres teléfonos celulares, dos máquinas de cortar cabello, un proyector, dos camperas, dos relojes y un par de zapatillas.
Antes de irse, salieron al frente del domicilio y tomaron la motocicleta del propietario y escaparon por las calles todavía vacías de Tolosa.
Todo ocurrió en silencio, sin que los vecinos advirtieran lo que pasaba.
Aturdido, con las manos aún marcadas por el precinto, el hombre logró liberarse y caminar hasta la casa de su hermana, ubicada a unas cuadras.
Allí pidió auxilio, ya que los delincuentes se habían llevado todos los teléfonos, dejándolo incomunicado.
Minutos después, un móvil policial llegó al lugar y constató el violento asalto.
Las primeras hipótesis indican que los ladrones ingresaron por el fondo, saltando uno de los muros traseros y que atacaron la casa al azar.
La causa fue caratulada como “Robo agravado por el uso de arma de fuego y en poblado y en banda”.
Mientras los investigadores analizan las cámaras de la zona, la comunidad de Tolosa vuelve a sacudirse entre la preocupación y el cansancio.
Una vez más, la inseguridad irrumpió en la madrugada en este sector de la Ciudad tan castigado por el flagelo de la inseguridad desde hace varios años.
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