El indiscreto encanto de los personajes literarios raros

El retorno de Roberto Arlt, de la mano de una profesora platense de Letras. Personajes alucinados, con vigencia asegurada. El poderío narrativo de los escritores

Edición Impresa

 

Por MARCELO ORTALE

marhila2003@yahoo.com.ar

La literatura y sobre todo la novela están llenas de personajes literarios alucinados, delirantes, místicos, deformes o avaros. El jorobado salta de una torre a la otra, el ingenuo crónico muere desilusionado, el “hombre que calculaba” de Malba Tahan dirá que es posible repartir con justicia 35 camellos, con la misma cantidad para cada uno, entre tres herederos. Este otro fábula, aquel es adicto al juego, el de más allá es un loco que se estira desde el caballo para pelear contra un molino de viento. Son sedentarios o aventureros, qué más da.

Todos ellos hijos de la imaginación de autores que, en muchos casos, por sus vidas metódicas y grises, tal vez no parecían capacitados para fecundar esas criaturas extraordinarias o extravagantes y, sin embargo, por el milagro que es propio del arte, lo consiguieron.

El Quijote, el Principito, Agilulfo el “caballero inexistente” de Dino Buzzati, el muñeco Pinocho que cobra carnalidad, el feroz y siempre resucitados Frankenstein ideado por una muchacha de 18 años de edad, el “hombre que calculaba”, el Rufián Melancólico de Arlt, o Funes el memorioso, o el insaciado Juan Tenorio –que en la ópera de Mozart canta con picardía el famoso catálogo de las mujeres conquistadas por él: “En Italia seiscientas ochenta, en Alemania trescientos cuarenta, pero en España... ¡ya son seiscientas mil!”, números ciertamente exagerados que el autor usó para reflejar la insaciada índole del personaje.

Y en la literatura argentina existe un autor que está en la cima de los creadores de este tipo de extraños protagonistas: se trata de Roberto Arlt (1900-1942) que, en su corta vida, escribió notables novelas –entre ellas El juguete rabioso (1926), Los siete locos (1929), Los Lanzallamas (1931) y El Amor Brujo (1932, así como seguramente miles de artículos periodísticos, entre ellos la serie de “Aguafuertes porteñas” y valiosas obras de teatro.

Poco reconocido en la primera mitad del siglo pasado, a partir de la década del 50 se fue comprobando que las ficciones y las reflexiones de Arlt se habían anticipado al existencialismo europeo que a fines de los 40 se convirtió en vanguardia. Y a pesar de su estilo acaso desprolijo o incómodo, como señalaron sus objetores, el poderío narrativo de sus ficciones se acrecentó y este año acaba de ser presentado el gran proyecto, ya en ejecución, de editar una monumental obra completa de Roberto Arlt. Esta iniciativa, a cargo de la editorial de la universitaria de Río Tercero, Villa María (Eduvin), de la provincia de Córdoba, fue gestada y dirigida por las profesoras Laura Juárez y Silvia Saítta, ambas investigadoras del Conicet y la primera graduada en Humanidades de la UNLP.

LAURA JUÁREZ

“El Astrólogo y el Rufián Melancólico son los personajes más clásicos y conocidos de Arlt” dice Juárez, que ya está recorriendo el país para presentar por ahora en ámbitos académicos la obra que se edita con el título de Biblioteca Roberto Arlt. Obra Completa. Se prevén 16 tomos.

Juárez alude a la “enorme galería de personajes prototípicos que creó y dejó instalados Arlt, para sostener luego que en ellos “retrata e ironiza sobre los individuos de Buenos Aires de su tiempo”, en una Buenos Aires febril que se encontraba en un período de “crecientes cambios y de modernización”.

Desde luego que también se destacan otros protagonistas de Artl, agrega Juárez, “como el hombre corcho, o el hombre que nunca se hunde” a pesar del contexto de acontecimientos turbios en los que está mezclado. También menciona entre los personajes raros de Arlt al “enfermero”, aquel que, según describe la profesora, “trafica cadáveres para vender a los estudiantes de medicina”

Pero agrega que estos dos últimos –el hombre corcho y el enfermero- se encuentran incluidos en las Aguafuertes porteñas, unas inolvidables notas de color que Arlt escribió durante años en el diario El Mundo. Justamente, el primer volumen ya editado - Arlt antes de Arlt en El Mundo” (1928)- fue compilado y editado por Juárez y Pilar Cimadevilla, y se adentra en el origen del Arlt periodista.

 

Ficciones y reflexiones de Arlt se anticiparon al existencialismo europeo

 

Juárez cita un texto de César Aira titulado “Arlt”, en el que –expresa la docente- “define la obra de Arlt como una literatura que es monstruosa, porque deforma la realidad. En ese sentido sus textos, sus personajes, sus locos, sus monstruos, son la expresión deformada de su tiempo. Una visión desmesurada de la realidad argentina de su época. Mientras en las Aguafuertes, Arlt encuentra en las calles retratos para mostrar, sus novelas activan una distorsión expresiva de lo real”.

LOS RAROS

Agilulfo era el nombre del soldado más destacado de Carlo Magno, aquel avasallante emperador de Francia del siglo IX (d. de C) al que se considera precursor fe la identidad de Europa.

Pues bien, Agilulfo que vivía enfundado, de pies a cabeza, en una pesada armadura, en realidad era solo un espíritu envuelto en ese cuerpo de hierro. En el interior de la armadura, no había nadie. Era una piel de acero vacía, que peleaba y hasta sostenía romances con mujeres que se enamoraban de él. Este personaje ficticio y maravilloso es el protagonista central de la novela El caballero inexistente, de Dino Buzzati (1961). En castellano fue publicada por primera vez en 1961, en la colección «Anaquel» de la Compañía General Fabril Editora. A veces, para vivir, para ser un adalid, no hace falta más que una armadura exterior, nos dice Buzzati.

¿Cómo no incluir en la saga de estrafalarios al más ingenioso e ingenuo de todos, el errante Don Quijote que Cervantes le regaló a la humanidad?

En la literatura supuestamente infantil se puede incluir al muñeco de madera, Pinocho, gestado por Carlo Collodi. En la actualidad, en la región central y norte de Italia, los muñecos de Pinocho se venden como el pan, nunca pasa de moda. El muñeco creado por el zapatero Gepetto cobra vida y lo cierto es se agotarán todas las aguas que corren bajo los puentes, pero Pinocho no morirá.

Acaso como contraste de la ingenua historia de Pinocho, debería hablarse ahora de un personaje que sigue dando que hablar al mundo, llamado Frankenstein, un monstruo que aterroriza desde hace más de dos siglos, desde 1818 cuando le dio vida una joven británica de 19 años de edad, María Shelley. Su padre y su madre fueron filósofos conocidos ambos, aún cuando la madre, que es considerada como una de las pioneras del feminismo, murió tras darla a luz.

 

Como contraste de la historia de Pinocho, debería hablarse ahora de Frankenstein

 

El éxito del libro se vería después reproducido cuando apareció el cine, con una primera versión en 1931 –acaso la más icónica, la de Boris Karloff-, seguida de otras y rematada ahora, en 2025 por la película dirigida por Benicio del Toro.

Se puso siempre el acento en lo terrorífico del personaje, pero tal vez la interpretación más aguda del argumento es la de que, en realidad su autora, Shelley, lanzó la primera advertencia sobre los riesgos de la ciencia y del progreso científico descontrolado, capaz de engendrar este tipo de criaturas.

Raros, pero atractivos estos y tantos otros personajes. Como fue raro el Principito, habitante de un ínfimo y estrambótico asteroide llamado B-612. Pero no tan raro ese pequeño de capa azul y pelo rubio. El diario The New York Times estampó alguna vez esta conclusión sobre el libro de Saint Exupery: “Los críticos han alcanzado un acuerdo unánime sobre El principito: el 100% dice que es un libro para niños; el 100% dice que es un libro para adultos; el 99,45% dice: “Es un libro para MÍ”. El encanto de los personajes raros de la literatura siempre fue imposible de rechazar.

La profesora Juárez mostrando su libro sobre Arlt

personajes literarios raros

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE