Tendencia en interiores: naturaleza, materiales auténticos y sostenibilidad
Edición Impresa | 16 de Noviembre de 2025 | 06:31
En los catálogos de decoración de este 2025 ya no se trata solo de estética: el hogar se ha convertido en un espacio de consciencia. Después de años dominados por el minimalismo aséptico y los materiales sintéticos, la tendencia que hoy marca el pulso del interiorismo es el regreso a lo natural, a lo auténtico, a lo que respira. La búsqueda de conexión con la naturaleza atraviesa no solo las paletas de colores, sino también las texturas, los materiales y la filosofía que hay detrás de cada objeto que entra en casa. En ese sentido, la sostenibilidad dejó de ser un gesto de moda para transformarse en una convicción que redefine lo que entendemos por confort.
Las principales marcas y estudios de diseño coinciden en que los materiales auténticos son los grandes protagonistas del año. La madera vuelve a mostrar sus vetas y nudos sin disimulo; las piedras se presentan con sus irregularidades naturales; los textiles, lejos de las fibras sintéticas, apuestan por el lino, el algodón orgánico o el cáñamo. El ratán, el mimbre y el bambú reaparecen en muebles, luminarias y objetos cotidianos que evocan una estética más cálida, más terrenal. No es casual: después de un tiempo en el que la vivienda se asoció a superficies brillantes y uniformes, el interiorismo empieza a valorar las huellas del tiempo y las imperfecciones, como parte de una belleza más honesta. Los expertos lo definen como una “vuelta al origen”, donde la textura y la autenticidad pesan tanto como la forma.
Detrás de esa estética hay una ética. La sostenibilidad dejó de ser una palabra decorativa para convertirse en una exigencia real. Los materiales reciclados o de bajo impacto ambiental ya no son una excepción sino el nuevo estándar. Maderas recuperadas, metales reciclados, pinturas libres de compuestos tóxicos, revestimientos en corcho o bambú son parte de una transformación que busca reducir la huella ecológica sin renunciar al diseño. En paralelo, crece la influencia del llamado “diseño biofílico”, que propone integrar la naturaleza al interior de los hogares mediante plantas, iluminación natural y materiales vivos que favorecen el bienestar físico y emocional. La casa, así, deja de ser un refugio cerrado para convertirse en un ecosistema respirable.
Este cambio también se percibe en la manera de consumir. Los objetos ya no se eligen solo por su forma o precio, sino por su procedencia, su durabilidad y su historia. Se priorizan los muebles hechos con madera certificada, los productos elaborados por artesanos locales o las piezas restauradas que vuelven a tener valor en un mundo saturado de lo descartable. El consumo consciente, que hasta hace poco era una tendencia de nicho, se extiende a las decisiones cotidianas: elegir una mesa de comedor de madera reciclada o una lámpara de fibras vegetales no es solo una elección estética, sino una forma de coherencia con un estilo de vida más sustentable.
En Argentina, esta tendencia encuentra terreno fértil. Talleres de mimbre en el Delta, carpinterías que trabajan con maderas recuperadas y proyectos de diseño local orientados al reciclado reflejan un cambio de mentalidad que también se vive en la región. El público empieza a valorar los materiales nobles, el trabajo artesanal y la durabilidad. “El boom de las fibras naturales no es solo estético —explican desde una revista especializada—; responde a un deseo profundo de habitar con calma, de reconectarse con lo esencial”. Esa búsqueda de calma, de armonía, parece ser el hilo invisible que une las nuevas casas y departamentos del presente.
Quizás por eso los interiores de hoy se ven menos perfectos, pero más humanos. Un sillón de lino arrugado, una mesa con vetas a la vista, una pared de piedra rugosa o un conjunto de plantas colgantes componen un escenario donde la belleza ya no reside en el brillo, sino en la sinceridad. La casa deja de imitar una revista para volver a ser lo que siempre fue: un lugar para vivir, pero también para respirar. En un tiempo marcado por la urgencia y la sobreproducción, la decoración natural y sostenible propone una revolución silenciosa. Una que empieza, literalmente, por casa.
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