Cómo preparar el auto para el verano y para el viaje tradicional en ruta
Edición Impresa | 16 de Noviembre de 2025 | 06:37
El verano argentino tiene sus clásicos: el mate en el termo, la conservadora con hielo y la fila para cargar nafta en la estación de servicio. Pero también tiene su lado oscuro: autos recalentados al costado de la ruta, cubiertas lisas, frenos que chillan, aire acondicionado que deja de funcionar justo cuando la temperatura marca 38 grados. Preparar el auto antes de salir no es exageración ni obsesión: es, literalmente, la diferencia entre unas vacaciones felices y una pesadilla con olor a embrague quemado.
LÍQUIDOS, NEUMÁTICOS Y PAPELES
El primer paso es siempre el chequeo básico. Revisar los niveles de líquidos —aceite, refrigerante, frenos y limpiaparabrisas— puede evitar problemas graves. El calor acelera la evaporación y el desgaste, y un nivel bajo puede causar desde un recalentamiento hasta una avería costosa. También conviene mirar las correas, que no estén “cuarteadas”, y asegurarse de que la batería esté en buen estado, porque las altas temperaturas la afectan tanto como el frío. Las luces, por su parte, deben funcionar todas: no hay peor manera de empezar un viaje que con una multa en la primera rotonda. Y no olvidarse de lo legal: matafuego vigente, botiquín de primeros auxilios completo y todos los papeles en regla.
Los neumáticos son un capítulo aparte. Son el único punto de contacto entre el auto y el suelo, y aun así, mucha gente se acuerda de ellos solo cuando pinchan. Hay que revisar la presión con el auto en frío y controlar que el dibujo no esté gastado ni las cubiertas resecas. Si el auto va muy cargado —como suele pasar en los viajes familiares—, la presión debe ser un poco mayor. El dato está en el manual o en una etiqueta pegada en la puerta del conductor. Y por supuesto, llevar un auxilio en condiciones, crique, llave cruz y linterna.
AIRE, FRENOS Y LIMPIEZA
El aire acondicionado merece una mención especial. Nadie quiere pasar horas en la ruta con el aire que apenas sopla. Por eso conviene hacer revisar el nivel de gas refrigerante y limpiar los filtros del habitáculo. Un sistema sucio enfría menos, consume más y puede generar olor o alergias. Lo ideal es probarlo unos días antes del viaje, para no descubrir el problema a mitad de camino. Además, usar el aire con el recirculador activado ayuda a que el frío dure más y gaste menos combustible.
Los frenos, los amortiguadores y la alineación son los guardianes silenciosos de la seguridad. Si el pedal se siente esponjoso o el auto se va hacia un costado al frenar, hay que revisarlo. Un auto que rebota demasiado, que “navega” en la ruta, probablemente tenga amortiguadores vencidos. Y si el volante vibra o las cubiertas se desgastan de forma irregular, una alineación puede resolverlo. Estos ajustes no solo mejoran la estabilidad: también reducen el consumo y el cansancio al manejar.
Más allá de lo técnico, hay detalles simples que hacen la diferencia. Una limpieza general del interior antes de salir mejora la visibilidad, el confort y hasta el ánimo. Los vidrios sucios reflejan más la luz del sol y pueden resultar peligrosos. También conviene revisar los limpiaparabrisas y llevar siempre agua potable, entre otras cosas.
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