Alerta estacional: resurge la enfermedad de boca, manos y pies
Edición Impresa | 17 de Noviembre de 2025 | 00:41
Con la llegada de la primavera, no solo florecen las plantas: también reaparecen las llamadas enfermedades eruptivas, un conjunto de cuadros virales que encuentran en el calor y la vida social más activa un terreno fértil para circular. Entre ellas, una de las más frecuentes en la infancia vuelve a hacerse notar por estos días en maternales y jardines de infantes: la herpangina, más conocida como “enfermedad de boca, manos y pies”.
Se trata de una infección causada por algunos enterovirus que se transmite con facilidad a través de la saliva, la mucosidad, las heces o el líquido de las pequeñas ampollas que suelen aparecer en la piel. Por eso, cuando las temperaturas suben y los chicos comparten juguetes, vasos y espacios cerrados, la circulación aumenta. Aunque suele ser leve, el cuadro puede resultar molesto y generar cierta preocupación entre mamás y papás.
“No es que haya un brote en este momento, lo que sucede es que la primavera es la época de las eruptivas y suelen verse más casos”, explica el médico pediatra Pablo Galán al señalar que la situación actual está lejos de poder compararse con la que se registró tras la pandemia, cuando se vivió una verdadera explosión de la enfermedad.
La herpangina afecta sobre todo a niños pequeños y se caracteriza por fiebre (generalmente baja), llagas en la boca y erupciones en manos, pies y zona del pañal. En la mayoría de los casos, el diagnóstico es clínico y no necesita estudios complementarios. Tampoco requiere tratamientos específicos: no se indican antibióticos ni antivirales.
“Se da en general alrededor de los 5 años y es causada por un virus muy contagioso que provoca llagas en la boca y puntos rojos en las palmas de las manos y los pies. Si bien no produce complicaciones serias, suele ser muy molesta, sobre todo al momento de alimentarse si aparecen muchas aftas en las boca porque los chicos se babeen y no quieran comer”, precisa el pediatra, quien en estos casos recomienda “darles alimentos blandos, como yogures y gelatinas, y mantenerlos hidratrados”.
En casa, las primeras medidas pasan por controlar la fiebre con los métodos habituales, ofrecer hidratación frecuente y optar por una dieta blanda y fresca durante los pocos días que dura el cuadro.
Y es que “como se trata de un virus que cumple su ciclo y se va, el cuadro dura alrededor de una semana y sólo requiere tratamiento sintomático”, cuenta Galán.
“Si los chicos tienen mucho malestar se les suele indicar algún análgesico o bien paracetamol o ibuprofeno para bajar la fiebre, aunque no es habitual que produzca fiebre alta. Para aliviar las llagas, se puede recurrir a un gel que se usa para cuando cortan los dientes y que les alivia un poco el malestar”, detalla el pediatra.
Frente a estos cuadros, el mayor desafío está en evitar contagios dentro de los grupos de crianza y jardines. La prevención tiene una regla básica: higiene. Lavado de manos, limpieza de juguetes y evitar compartir utensilios son medidas clave. Pero también es importante no enviar a los chicos enfermos a espacios colectivos.
Galán lo resume con claridad: “por ser tan contagiosa, es fundamental el lavado de manos, y evitar que los chicos que contraen la enfermedad asistan al jardín. Porque lo que vemos es que, como hoy muchas veces los papás y mamás trabajan fuera de la casa y no tienen a quien recurrir, los mandan igual y es así que surgen varios casos en un mismo lugar”.
Si bien los casos suelen evolucionar favorablemente, ante señales de alarma -como deshidratación, rechazo persistente de alimentos, dificultad para respirar o decaimiento marcado- se recomienda consultar al médico de cabecera.
En plena temporada de enfermedades eruptivas, estar atentos a los síntomas y reforzar los cuidados puede marcar la diferencia a la hora de frenar la circulación de estos virus tan comunes como molestos.
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