Quemó la tobillera: Bolsonaro y su plan de escape berreta que no prosperó

El expresidente de Brasil fue detenido luego de que la Policía Federal descubriera que intentó derretir ese elemento de seguridad con un soldador para luego huir

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En una madrugada que quedará grabada en la antología del ridículo político, el expresidente Jair Bolsonaro fue arrestado luego de que la Corte Suprema detectara lo que describió como una “estrategia en curso de fuga” planificada con la sutileza de un truco de feria.

El excapitán, condenado a 27 años de prisión por intentar quebrar la democracia brasileña en 2022, trató de romper su tobillera electrónica usando un soldador, un método digno de aprendiz de YouTuber y muy lejos de la épica militarista que siempre intentó vender.

La escena quedó registrada en un video que el Supremo Tribunal Federal hizo público: ahí se ve el dispositivo aún sujeto al tobillo de Bolsonaro, con marcas de quemaduras.

Ante la pregunta incrédula de una agente, el exmandatario respondió con una frase que se volvió viral en cuestión de minutos: “Metí un soldador ahí… por curiosidad”.

Curiosidad que, según la justicia, era parte de un plan de escape que incluía embajadas, protestas y una sorprendente dosis de improvisación.

Una mezcla de thriller barato y novela familiar

De acuerdo con el juez Alexandre de Moraes —quien se ha convertido en archienemigo del bolsonarismo—, Bolsonaro buscaba aprovechar la “confusión” de una manifestación convocada por su hijo mayor, Flávio Bolsonaro.

La intención, según la Corte, era escabullirse en medio de los gritos, la música patriótica y las banderas verde-amarillas para dirigirse a alguna embajada cercana.

Casualmente, la de EE UU estaba a 15 minutos en auto

Mora es no sólo habló de una posible fuga sino que recordó que otros aliados del expresidente ya escaparon del país para eludir la cárcel. A eso se sumaban mensajes encontrados por la Policía Federal, en agosto, donde se mencionaban gestiones para que Bolsonaro pidiera asilo político en Argentina, gobernada por su amigo Javier Milei.

Teorías conspirativas

Mientras Bolsonaro era trasladado a un complejo de la Policía Federal —una celda “premium” con aire acondicionado, televisor y heladera—, su hijo Flávio estalló: “Si mi padre muere ahí dentro, Alexandre de Moraes, es tu culpa”.

La exprimera dama Michelle Bolsonaro también encendió las redes advirtiendo que sus seguidores “no renunciarán a nuestra nación”, mientras Fabio Wajngarten, uno de los hombres más cercanos al expresidente, calificó la detención como “una mancha terrible en las instituciones”.

El bolsonarismo se movió rápidamente para instalar la narrativa del “preso político”, asegurando que la tobillera estaba en perfecto estado y acusando a Moraes de montar una operación mediática “a nivel psicópata”.

Del champán a la indignación

A pocas calles de donde Bolsonaro ingresó detenido, dos escenas opuestas mostraron la fractura del país.

Un grupo de mujeres descorchó una botella de espumante y celebró: “Es bien merecido. ¡Por fin!”, gritó Ana Denise Sousa, profesora de filosofía.

A metros de ellas, bolsonaristas indignados gritaban contra la “persecución política”, convencidos de que el excapitán es víctima de una vendetta judicial. Además, se multiplicaron las fiestas improvisadas en redes, donde militantes anti-Bolsonaro convocaron a “festejar la caída del golpista”.

El plan golpista

Bolsonaro ya había sido condenado por encabezar un complot para desconocer los resultados de las elecciones de 2022.

La Corte Suprema reveló que el plan incluía: sembrar dudas sobre las urnas electrónicas, proponer un estado de excepción, impedir la asunción de Lula, y hasta preparar posibles atentados contra Lula, Alckmin y el propio Moraes.

La trama no avanzó porque los altos mandos militares le soltaron la mano.

El sueño de perpetuarse en el poder terminó en un espiral de causas judiciales que hoy lo tienen entre rejas.

Con Bolsonaro preso e inhabilitado, la derecha brasileña quedó sin candidato competitivo para 2026. El expresidente era la figura más fuerte del bloque conservador, y su caída deja un vacío difícil de llenar.

Mientras tanto, Lula —que estaba en Sudáfrica participando del G20 cuando estalló el escándalo— se vuelve a posicionar como la figura más estable del escenario político.

Analistas señalan que el arresto de Bolsonaro no sólo marca un hito en la historia reciente, sino que también podría redefinir por completo la campaña presidencial. El bolsonarismo pierde a su líder justo cuando planeaba presentarlo como un mártir de la derecha.

 

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