Antes de firmar: 5 cosas que tenés que saber sí o sí
Edición Impresa | 14 de Diciembre de 2025 | 05:29
Los contratos prenupciales existen en la Argentina y están regulados por el Código Civil y Comercial de la Nación.
Se los conoce como convenciones matrimoniales o contratos prenupciales y permiten que las parejas decidan, antes de casarse, cómo se administrarán sus bienes durante el matrimonio.
Aunque todavía generan dudas, no son raros ni están prohibidos. Al contrario: son una herramienta legal válida.
No obstante, es necesario prestar atención a cosas básicas e indispensables, que hay que saber antes de firmar un contrato prenupcial.
A tener en cuenta:
1Solo se pueden firmar antes del casamiento
El acuerdo debe hacerse antes de contraer matrimonio. Si ya están casados, no pueden firmar un contrato prenupcial. Lo que sí existe es la posibilidad de cambiar el régimen patrimonial después de cierto tiempo de matrimonio, pero mediante otro procedimiento.
2Sirven para elegir el régimen de bienes
En Argentina existen dos regímenes:
– Comunidad de bienes (lo que se adquiere durante el matrimonio es común)
– Separación de bienes (cada uno conserva la propiedad de lo que gana o compra)
El contrato prenupcial permite, entonces, elegir formalmente el régimen de separación de bienes. Si no se firma nada, rige automáticamente el régimen de comunidad.
3No se puede incluir cualquier cosa
El acuerdo no puede regular temas como:
– el cuidado de los hijos futuros,
– la convivencia diaria,
– las relaciones personales.
Solo puede tratar cuestiones patrimoniales, como la administración de bienes anteriores al matrimonio o el reparto de gastos.
4Se hace por escritura pública
No alcanza con un acuerdo privado. El contrato debe realizarse ante un escribano, mediante una escritura pública, y luego debe inscribirse para que tenga validez legal frente a terceros.
5No es una sentencia de divorcio anticipada
Firmar un prenupcial no significa que la pareja esté pensando en separarse. Legalmente, es solo una forma de dar previsibilidad económica: ordenar herencias, proteger bienes previos, evitar deudas compartidas o resguardar emprendimientos personales.
Cada vez más parejas lo consultan no por desconfianza, sino como una forma de claridad legal. No evita conflictos sentimentales, pero sí puede reducir los problemas económicos si la relación termina.
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