La importación de ropa usada creció por 40 y preocupa el riesgo sanitario

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Las cifras son alarmantes. En apenas ocho meses, el volumen de ropa de segunda mano cruzando la frontera se multiplicó por 40 respecto al año anterior. Calculan que se trata de más de 23 millones de prendas que entran al país con un valor declarado irrisorio: apenas poco más de un dólar por kilo. Frente a los 18 dólares que cuesta importar ropa nueva.

El fenómeno estuvo prohibido por casi 30 años pero al levantarse los controles se disparó la importación, que se convierte en otra amenaza a la industria textil.

Pero además, aseguran que detrás de esa prenda barata se esconde un riesgo sanitario latente. Sin controles estrictos en la desinfección, los especialistas advierten sobre la presencia de bacterias como el Staphylococcus aureus, hongos y parásitos que viajan entre las fibras.

Mientras los fardos se abren en ferias, en los polos textiles el sonido de las máquinas de coser se apaga. Con una producción que se desplomó un 20% y fábricas trabajando a un tercio de su capacidad, el sector textil argentino atraviesa una de sus crisis más profundas. Muchas pymes, incapaces de competir con precios quince veces menores, bajan sus persianas, dejando tras de sí un rastro de despidos.

Lo que comenzó como un goteo por las fronteras del norte se ha transformado en un verdadero tsunami textil. Las rutas que conectan Chile con Argentina, especialmente a través de Jujuy, son hoy el escenario de una procesión incesante de camiones cargados con toneladas de “fardos”. No traen insumos, sino el descarte de las potencias: ropa usada que viaja miles de kilómetros desde Estados Unidos, Pakistán y China para inundar los mercados locales.

El Gobierno nacional, mientras, dejó trascender de que establecerá nuevos controles aduaneros para las importaciones de ropa usada. Según el diario económico Ámbito refiere a una comunicación interna de la Aduana que anticipa que se requerirá documentación extra para las posiciones arancelarias de este tipo de productos.

Es una acción que busca restringir fuertemente el procedimiento sin prohibirlo, se explicó.

Un informe del Ministerio de Salud confirmó lo que dicen especialistas: que la importación de ropa usada puede traer aparejados riesgos sanitarios.

 

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