Largas colas por un bidón de agua en Gonnet
Edición Impresa | 7 de Diciembre de 2025 | 04:17
Una vez más, los vecinos de Villa Castells deben hacer “malabares” para proveerse de un suministro tan básico como necesario: el agua. Como la de la canilla no es potable desde hace más de diez años por exceso de sodio, diariamente se dirigen hacia la sede de ABSA en 15 y 501, donde enfrentan largas colas y las inclemencias del clima para recibir un solo bidón por familia.
Sin embargo, la “solución” que debió ser provisoria terminó convirtiéndose en un oasis en el desierto que, lejos de resolver el problema, profundiza el malestar y expone el incumplimiento de un fallo judicial que ordena garantizar agua segura en el barrio.
El último capítulo se fue agravando conforme subió la temperatura en los últimos días. Ayer, desde las primeras horas de la mañana, decenas de vecinos se acercaron hasta el punto de entrega de ABSA para retirar su bidón diario. Se agotaron temprano y el camión de la empresa concesionaria tardó más de dos horas en regresar. “Llegué a las diez y ya no había. Volví a las once, a las once y media y al mediodía, pero recién apareció a las 12.14”, relató Daniel Donofrio, vecino de Villa Castells. Bajo pleno sol, muchos debieron esperar sin certezas de si alcanzarían a retirar agua antes del cierre.
La escena se repite casi a diario y se agrava los fines de semana largos, cuando el servicio no funciona hasta el martes. Según Donofrio, tampoco las condiciones del lugar acompañan: “Los días de lluvia, la entrada es un desastre. Tenés que caminar entre charcos y barro para llevar un bidón. Es una vergüenza”, cuestionó. Y agregó: “Ni ABSA, los organismos de control o el Municipio se hacen cargo del incumplimiento del fallo judicial”.
La crisis no es nueva. A lo largo de estos años, los vecinos acumularon reclamos, denuncias y presentaciones judiciales. En paralelo, una obra clave, el Acueducto Norte, que se construyó en 2018, nunca llegó a funcionar. “La obra colapsó y quedó en la nada”, aseguró Damián, otro vecino con 15 años en la zona. Según sostuvo, el reparto de bidones es un “parche insuficiente” que beneficia a privados y no resuelve el problema estructural. “Nos dan un bidón de ocho litros por día por familia. Si trabajás a la mañana, llegás y ya no quedan. Mientras tanto cocinás con agua de la canilla o las mascotas toman agua no apta. Es inhumano”, afirmó.
Lorena Rodríguez, vecina desde 2007, agregó que la situación se viene agravando porque el barrio crece. “En la zona más nueva nunca tuvimos conexión legal de la red. Desde ABSA nos dijeron que los vecinos debemos armar un consorcio y pagar la instalación. Algo que debería hacer el Estado. Hace años que entro más tarde al trabajo para ir a buscar los bidones. Los uso para cocinar y consumir. Para el resto usamos la de pozo”, sumó Rodríguez.
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