El desafío de decir adiós a las harinas refinadas

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Las harinas refinadas, en especial las de tipo 000 y 0000, siguen siendo un pilar de la alimentación diaria en Argentina, presentes en productos como medialunas, pizzas y empanadas. Sin embargo, cada vez más expertos en salud advierten sobre sus efectos negativos, especialmente cuando se consumen en exceso. Su accesibilidad y el marketing han impulsado su consumo, pero las evidencias científicas señalan su vínculo con problemas como el sobrepeso, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares debido a su alto índice glucémico y su impacto en la insulina.

El proceso de refinado de estas harinas elimina gran parte de sus nutrientes esenciales, dejando un producto compuesto mayormente por almidón. Esto provoca rápidos aumentos y descensos de glucosa en sangre, generando un ciclo de consumo constante. Para prevenir enfermedades crónicas, los especialistas sugieren reemplazarlas por harinas integrales y una alimentación basada en alimentos frescos, vegetales y proteínas de calidad. Optar por panes integrales en lugar de blancos o elegir arroz integral sobre el blanco son pequeños cambios que pueden marcar una diferencia en la salud.

El impacto del consumo masivo de harinas refinadas no solo afecta a nivel individual, sino que también representa un problema de salud pública. En muchos hogares argentinos, su consumo está tan arraigado que resulta difícil modificar hábitos alimentarios. Si bien un consumo ocasional no es perjudicial, la frecuencia con la que estos productos se incluyen en la dieta diaria puede tener consecuencias graves a largo plazo, lo que refuerza la importancia de tomar decisiones más informadas.

Para ello, los nutricionistas enfatizan la necesidad de educar a la población sobre la composición de los alimentos y la importancia de leer etiquetas. Muchas personas no son conscientes de lo que realmente están consumiendo, ya que los productos ultraprocesados suelen venderse como opciones saludables. En este contexto, reducir el consumo de harinas refinadas durante la semana puede ser un primer paso accesible y efectivo hacia una alimentación más equilibrada y beneficiosa para la salud general de la población.

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