La dieta del mar que suma cada vez más adeptos

La ingesta de proteínas es un tema que ocupa mayor espacio en la agenda pública, sobre todo de quienes entrenan con frecuencia. El rol del pescado y los frutos del océano

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En la eterna búsqueda por la fórmula de la longevidad, la ciencia ha posado su mirada en un factor clave: la geografía. Diversos estudios sugieren que las personas que viven cerca del mar y consumen regularmente pescados y mariscos no solo tienen una esperanza de vida mayor, sino que también disfrutan de una mejor calidad de vida en comparación con aquellos que residen en el interior y basan su alimentación en proteínas de origen terrestre.

Los médicos clínicos opinan que el entorno marítimo tiene un impacto positivo en la salud física y mental de quienes lo habitan. “El aire marino, rico en iones negativos, contribuye a la reducción del estrés y mejora la función pulmonar”, sostienen. Además, vivir cerca del océano fomenta la actividad física, ya sea a través de caminatas en la playa, natación o simplemente el mayor tiempo de exposición a la luz solar, lo que ayuda a la producción de vitamina D, clave para la salud ósea y el sistema inmunológico.

 

Los frutos de mar contienen proteínas sanas

 

Pero más allá del entorno, la alimentación juega un papel fundamental en este fenómeno. Los nutricionistas advierten que las dietas ricas en pescados y mariscos aportan ácidos grasos omega-3, conocidos por sus efectos beneficiosos sobre el sistema cardiovascular. “Los omega-3 reducen la inflamación, disminuyen el riesgo de enfermedades del corazón y están asociados con una menor incidencia de demencia y Alzheimer”, explican. Además, estos alimentos son una fuente de proteínas de alta calidad y de fácil digestión, en comparación con las carnes rojas y procesadas que predominan en la dieta de muchas personas que viven alejadas del mar.

Los dietistas analizan el caso de poblaciones longevas como la isla de Okinawa en Japón o la isla griega de Icaria, donde la ingesta habitual de pescado, mariscos y vegetales marinos forma parte de un estilo de vida que se traduce en tasas significativamente más bajas de enfermedades crónicas. “No es casualidad que estos lugares sean considerados zonas azules, es decir, regiones con una alta concentración de personas que superan los 90 años con buena salud”, remarcan.

A la hora de comparar, los profesionales de la salud enuncian que las dietas basadas en proteínas animales de origen terrestre, como la carne de res y de cerdo, pueden incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, en especial cuando incluyen embutidos y productos ultraprocesados. “El exceso de grasas saturadas y el consumo elevado de sodio y conservantes en estos productos pueden tener efectos negativos a largo plazo”, indican.

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