Milonga Bataclana: el tango se muda a Sicardi

En su segunda edición, el evento mutante que busca acercar el 2x4 a nuevos públicos cambia de sede y llega hasta 637 y 27

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Después de un debut a toda orquesta, una primera edición que se llevó a cabo en pleno centro platense, la flamante Milonga Bataclana está lista para una segunda entrega pero con una nueva locación: ahora, el tango y su encanto, se mudan a Sicardi.

“Queremos que el tango llegue a cada rincón, a cada persona, porque sé que una vez que te animaste a ir, que lo encontraste o te encontró, vas a querer volver”, dice la organizadora Laura Glatingy sobre el objetivo con el que nació este evento que busca convertirse en un clásico de la Ciudad.

Bailarina y amante del género desde que lo empezó a practicar en su adolescencia en el Sur, la organizadora está convencida de que “el tango siempre espera” porque es música “que trasciende el tiempo y el lugar, es lo tradicional y lo nuevo, es para bailar, para mirar y para sentir”.

Al igual que en su debut, la idea es contar en cada edición con una orquesta en vivo y shows a cargo de artistas referentes de la región, además del DJ que musicaliza de principio a fin cada velada y las clases previas que, en este caso, están pensadas para principiantes.

“Elegimos clases iniciales porque queremos que la gente se anime, que venga, que sepa lo que es bailar tango, que se abrace una vez y conozca el código milonguero”, advierte Laura, que se formó en la Escuela de Danzas Tradicionales de La Plata y que después siguió estudiando con diferentes maestros locales y porteños.

La cita de esta noche será en el Refugio Macedo, calle 637 y 27, Sircadi, desde las 20.30. La clase para principiantes (19.30) estará a cargo de la maestra Sol Petroff Ochoa. Sol Flores será la DJ y quien, además, bailará junto a Tonia Ramírez. La orquesta invitada será Hacha y Tiza. Entradas y más info en @milongabataclana.

Mutante, el cambio de barrio tiene que ver con el espíritu nómada de la milonga, que busca convertirse en un espacio para ser habitado con total libertad. “La gente se empezó a acercar cada vez más cuando entendió que puede estar en ellas sin tener que bailar”, remarca Laura, entusiasmando a los más tímidos, aunque admite que “una vez que bailás, no hay vuelta atrás: es un camino de ida”.

Para que ese primer encuentro sea más fácil, la Milonga Bataclana va hacia esa gente, itinerando y, a la vez, buscando “generar nuevos espacios” en los que poder disfrutar del tango, sea de la forma que sea.

Emocionada y feliz con la materialización de esta idea con la que venía soñando desde hacía años, Laura remarca el espíritu paciente del tango que, claro, también caracteriza a su propuesta: “he tenido recesos con el tango y siempre termino volviendo; me encanta estar conectada, y espero que las milongas sigan enriqueciendo mi vínculo”, cierra.

 

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