VIDEO. Adiós al Loco Gatti: un arquero que marcó una época
Edición Impresa | 21 de Abril de 2025 | 01:36

Hugo Orlando Gatti fue un auténtico ganador. Pintoresco, con vestimentas llamativas (como el rosa), su inolvidable vincha (alguna vez lo sancionaron tres fechas por usarla, pero ganó por cansancio) y su pinta de Beatle… Un personaje excéntrico, de declaraciones provocativas , que siempre se autodenominó como “el mejor de todos”. Un grande que marcó un estilo en el fútbol argentino. El ideal del arquero-jugador que sale, tapa, ataja, juega casi a la manera de los líberos, apoya, no bartolea, con una pegada bárbara (especialmente cuando tiraba la pelota hacia arriba y le daba con el empeine haciendo un movimiento casi paralelo al piso). El creador de “La de Dios”, emparentado fuertemente con la gloriosa etapa en el club del Toto Lorenzo, técnico que en 1976 lo rescató de su buen paso por Unión (antes había jugado en Atlanta, River y Gimnasia). El entrenador le tenía una gran confianza, tanto que en el `66 lo había convocado a los 21 años como tercer arquero para el Mundial de Inglaterra.
El año pasado había sufrido un duro golpe con la muerte de su esposa por 50 años, Nacha Nodar
Jugando para River, frente a Boca, desde la tribuna le tiraron una escoba y él se puso a barrer el área. Pese a su pasado Millonario, Hugo se ganó rápido a la hinchada (en la noche de su presentación, ante Olimpia, se llenó la cancha) con actuaciones sensacionales, como en la seguidilla de títulos que culminó con la Copa Intercontinental. En ese tramo exitoso, le atajó el último penal de la serie a Vanderley, del Cruzeiro, en la final de la Copa Libertadores de 1977.
Se comió goles, como cualquier arquero, pero siempre cumplió en las paradas bravas, en partidos clave como la finalísima del Nacional `76 con River (1-0), en cancha de Racing: “Me atajé todo, fue uno de los mejores partidos de mi carrera y lo disfruté más que cualquier título internacional.
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Algunos hechos lo fueron convirtiendo un un personaje único. Hizo una publicidad de ginebra Bols, en la que convertía un gol de arco a arco (“Con el esmowing de la ginebra todo es posible”, explicaba el locutor); cuando jugaba para Gimnasia y enfrentó a Boca, se acercó a la tribuna xeneize, se levantó el buzo y debajo tenía la “azul y oro”. En el 76 se fracturó la mandíbula al chocar con Daniel Astegiano, un delantero de Independiente, y a pedido del Toto Lorenzo volvió en menos de un mes, pese a la negativa del médico. Ese mismo año había ido con la Selección a Kiev, donde derrotó a Rusia 1-0 y -en una cancha bajo la nieve- atajó con un gorro de lana y cada tanto tomaba un sorbo de whisky de una botellita que tenía cerca del arco. La rompió y lo llamaron “El León de Kiev”.
Pero el Loco tiene muchas historias escritas dentro de su dilatada trayectoria, ya sea fuera o en un campo de juego. Por nombrar algunos ejemplo, en el Metro de 1981, año en que fue campeón y cuando regresaba a la titularidad, hizo una jugada de crack. Fue contra Estudiantes (19 de julio) salió jugando y gambeteando hasta la mitad de la cancha, se la dejó a Perotti y el Mono, tras una enorme corrida, metió el gol del 1-0, el del triunfo. Y tras apoyar en una publicidad al radicalismo, en 1987, se enfrentó con la barra de Boca.
Al jugar hasta los 44 años, con 12 de permanencia en Boca y una idolatría absoluta, tapó a varios suplentes como Biasutto, Pistone, Rigante, Vijande, Barisio, Santos, la Pantera Rodríguez (le quitó el puesto en un buen tramo pero el Loco lo recobró), Balerio, Genaro…, hasta que Pastoriza lo relegó y entró Navarro Montoya. Su último partido fue contra Deportivo Armenio, el 11 de septiembre de 1988, en la Bombonera, cuando salió mal a cortar una jugada y no pudo evitar el gol de Silvano Maciel. A pesar de sus amagos de seguir en alguno de los tantos clubes que le ofrecieron contrato, se retiró del fútbol profesional. Boca le hizo un partido homenaje en 1998, cuando se festejó también la obtención del Apertura.
Hugo Gatti quedó en la historia por su magnitud de jugador, su estilo renovador. Y algunos récords, ya que es el futbolista con más edad que actuó en torneos de la AFA (con 44 años, ya habían pasado 26 de su debut en Primera); el de mayor número de partidos jugados: 817, de los cuales 765 fueron en el ámbito local y el resto internacionales y el que más penales atajó (26) en su carrera en torneos oficiales de AFA (no se incluyen los de series para desempatar), junto con su némesis, Ubaldo Matildo Fillol. Le atajó dos penales al Beto Alonso, de River, jugando para Gimnasia y para Unión.
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Divertido, siempre jovial, con personalidad, cuidadoso de la estética como pocos (“soy muy coqueto, me gusta el sol, verme lindo y estar bronceado… será porque mi madre esperaba una nena…”). Amante de Punta del Este y de los bosques de Palermo. Un distinto que dejó una gran huella. Y, ya desde afuera, retirado, fue uno de los que recomendó al colombiano Oscar Córdoba… Gracias por todo, Loco, siempre se seguirán gritando aquel “Olé, olé, olé, oleeeeeeee, el Loco Gatti y su Ballet…” y “Eh, chupe, chupe, chupe, no deje de chupar, el Loco es lo más grande del fútbol nacional...”
Es el jugador más longevo de la historia de nuestro fútbol y el que más partidos disputó
Por todo eso, su fallecimiento a los 80 años luego de permanecer en terapia intensiva durante los últimos 60 días, con un estado irreversible en las últimas jornadas, enlutó al mundo del fútbol. Fue una noticia que, no por esperada, tuvo menor impacto, dada la enorme entidad de Gatti en la historia del fútbol argentino.
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El Loco, que en los últimos años ejerció como panelista en programas deportivos de España, como “El chiringuito de jugones”, había sido operado hace más de dos meses de la cadera por un accidente mientras paseaba a su perro. Unos días después su cuadro se agravó debido al ingreso de una bacteria a través de su cadera, lo que le provocó un cuadro respiratorio agudo.
Gatti ya había estado muy grave en 2020, año en el que se contagió de coronavirus, aunque luego de su recuperación bromeó y afirmó: “Me han matado en todos lados, pero yerba mala nunca muere”. Ayer, el Loco se convirtió en leyenda.
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