Alerta médico por el auge en la Región de las parrillas callejeras
Edición Impresa | 14 de Mayo de 2025 | 03:49

El fenómeno de las parrillas callejeras que se extienden por la periferia de la Ciudad y muchos sitios de la Región, en especial a lo largo de los caminos de acceso a las tres ciudades y por otras vías camineras de intenso tránsito, es tan visible como peligroso para la salud y debiera promover campañas sanitarias de prevención.
Así pueden verse estos puestos en la zona del Bosque platense, en ramblas y paseos, así como sobre la avenida 1 en la zona de facultades, aunque el fenómeno de la venta de alimentos presuntamente sin ningún tipo de fiscalización también se registra en las ferias de artesanos, en donde algunos puestos venden quesos, fiambres y otros embutidos sin que supuestamente cuenten con una revisión sanitaria previa.
Tal como se detalló en la edición de ayer, los puestos de comida al paso se observan a simple vista y sería llamativo y preocupante que no hubiera controles sobre ellos. Con una demanda dispar, según el día (si es fin de semana o jornadas hábiles) y la altura del mes, ofrecen choripán, vacío, bondiola y en algunos casos los cortes de carne se encuentran expuestos en recipientes precarios, poniendo en riesgo, claramente, la cadena de frío del producto.
Hace ya muchos años que se ha reclamado una intensificación de las revisiones sobre los comercios que los expenden, esto es en todo lo que atañe, entonces, a una revisión de la producción, manipulación, elaboración, conservación y distribución de esos productos.
La venta de carnes y otros alimentos en mal estado puede causar diversas enfermedades de transmisión alimentaria, como salmonelosis, listeriosis –una zoonosis extremadamente grave- botulismo y síndrome urémico hemolítico, entre otras. Estas enfermedades suelen manifestarse con síntomas como diarrea, vómitos, fiebre, dolor abdominal y, en algunos casos, con otras complicaciones graves.
En este contexto, debe hablarse de los escasos controles existentes sobre la calidad de todos los alimentos que consume la población. Cabría recordar aquí que numerosas evidencias médicas reunidas en los últimos años vinieron advirtiendo sobre un debilitamiento ostensible de las fiscalizaciones bromatológicas que se realizan en nuestra zona y que, tal situación, es obvio señalarlo, se acentúa cuando los comercios de ventas de alimentos ni siquiera se encuentran registrados.
Desde luego que un panorama tan negativo se ve también agravado si se repara en la proliferación de puestos de venta informales de toda clase de alimentos –se puede hablar así de las ventas de choripán o de frutas y verduras con carritos instalados sin autorización alguna en veredas o paseos púbicos- que se vino registrando en distintos lugares de nuestra ciudad.
De allí que resulte imperioso un mayor contralor sanitario y, a la vez, velar para que se cumpla con la debida inscripción de todos los comercios dedicados a la venta de alimentos.
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