Corbatas estilo fem: un regreso glamoroso

Se consolida como uno de los accesorios más audaces y versátiles. Reaparece en pasarelas y streets styles con versiones clásicas, monocromáticas o de contraste

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La moda, con su habilidad cíclica para revivir íconos y resignificarlos, le ha devuelto protagonismo a un accesorio históricamente asociado a la indumentaria masculina: la corbata. Sin embargo, en este 2025, el gesto de anudarse una tela al cuello ya no responde únicamente a códigos de poder patriarcal, sino que se transforma en un símbolo de estilo, de rebeldía y también de identidad.

Las corbatas femeninas han dejado de ser una extravagancia de celebridades para colarse definitivamente en las calles, las pasarelas y hasta en los protocolos más formales, como lo demostró la reina Letizia con su reciente aparición en Oviedo luciendo un traje de raya diplomática con pañuelo a modo de corbata.

Lejos de ser una ocurrencia repentina, esta tendencia lleva varias temporadas gestándose. La prenda ha ido ganando terreno en los armarios de mujeres que buscan jugar con los límites del género y resignificar lo clásico con una vuelta de tuerca. El accesorio reaparece como referencia clave y mezcla nostalgia, elegancia y una pizca de provocación.

La versatilidad de la corbata femenina es, quizás, su mayor fortaleza. Puede llevarse ceñida al cuello en su forma más ortodoxa, desatada como bufanda fina o incluso como accesorio monocromático que aporta textura y profundidad.

Las posibilidades se multiplican cuando se la integra en atuendos oversize o con prendas icónicas como faldas globo, pantalones palazzo o trajes de terciopelo. Las marcas, atentas a este nuevo lenguaje visual, proponen desde versiones minimalistas hasta modelos intervenidos con pedrería, estampas y materiales inesperados.

 

Las corbatas femeninas han dejado de ser una extravagancia de celebridades para colarse definitivamente en las calles

 

Pero más allá de las propuestas estéticas, la corbata en clave femenina también conlleva una carga simbólica. Fue un gesto político cuando las sufragistas comenzaron a adoptarla en el siglo XIX, fue una herramienta de apropiación del poder en los ‘80 y hoy vuelve para reescribir su historia.

El gesto de atarse una corbata ya no es una imitación del varón ejecutivo, sino una declaración propia, elegante y disruptiva. Las mujeres no piden permiso para usarla, la hacen suya y la revalorizan como emblema de una moda que se emancipa de las reglas y se permite jugar.

Las corbatas femeninas no solo llegaron para quedarse, sino para reclamar un lugar en el vestuario contemporáneo con estilo, actitud y personalidad. Quien crea que se trata solo de una moda pasajera, haría bien en observar las vidrieras, los desfiles y el street style: la corbata ya no es de ellos ni de ellas, es de quien se anime a llevarla con convicción.

 

Formal, ideal para el frío / Web

 

Estilo sobrio / Web

 

En una posición no tradicional / Web

 

Todo suelto y oversize / Web

 

Office mood / Web

 

Julia Roberts / Web

 

Demi Moore / Web

 

Nicole Kidman / Web

 

Zendaya / Web

 

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