El rojo inesperado: un color en tendencia permanente
Edición Impresa | 25 de Mayo de 2025 | 06:25

Hay colores que no piden permiso para entrar, simplemente lo hacen. Irrumpen, conmueven, sacuden. Pero hay uno en particular que, sin buscar protagonismo absoluto, logra conquistar una escena sin despeinarse. El rojo. Más específicamente, ese rojo inesperado que aparece como si nada en medio de una paleta neutra y le cambia el pulso a todo un ambiente. Ni es tendencia pasajera, ni responde a caprichos de temporada. Es un fenómeno visual y emocional que encuentra, año tras año, nuevas formas de decir presente.
La clave está en el adjetivo: inesperado. Porque ya no se trata del rojo que lo tiñe todo con intensidad dramática, sino de aquel que aparece de pronto en una lámpara, en un jarrón, en un almohadón lanzado con desparpajo sobre un sillón gris. Un rojo que no necesita multiplicarse para hacer notar su presencia. Basta con que se insinúe, como quien sugiere sin imponerse. Es apenas un gesto, pero qué gesto.
Detalles para las mesas ratoneras / Freepik
La diseñadora estadounidense Taylor Migliazzo Simon fue una de las primeras en poner en palabras lo que muchos ya intuían con la vista. Desde su cuenta en TikTok, donde comparte consejos de decoración con estilo relajado y mirada filosa, Simon bautizó a esta estrategia como la teoría del rojo inesperado, y de ahí en más no hubo vuelta atrás. El algoritmo hizo lo suyo y el rojo comenzó a multiplicarse en videos, tableros de Pinterest, revistas especializadas y, claro, en livings reales de hogares reales. Porque si algo tiene este recurso es que es accesible: no requiere de una gran inversión ni de un rediseño integral. Apenas de una decisión estética bien ubicada.
La teoría reposa en una premisa simple: cuando todo está decorado en tonos neutros, incorporar un objeto rojo (no demasiado grande, no demasiado evidente) eleva el conjunto y le aporta energía, profundidad y carácter. Es como agregar una nota picante a una receta equilibrada. No se trata de romper la armonía, sino de acentuarla con un gesto disruptivo. En un comedor blanco y madera, una silla roja. En un baño de mármol gris, una toalla roja colgada como al descuido. En una biblioteca monocroma, un libro con tapa bermellón que asoma entre los lomos apagados. Pequeños estallidos visuales que capturan la atención sin necesidad de gritar.
Sillón minimalista / Web
Lo fascinante es que este fenómeno tiene tanto de intuitivo como de cultural. El rojo, en distintas culturas, es símbolo de pasión, suerte, energía y vida. No por nada es el color de las celebraciones en Asia, de los corazones en San Valentín, del fuego en los rituales paganos. Y aunque la decoración de interiores se esfuerce muchas veces por buscar la sobriedad, lo cierto es que todos necesitamos un poco de vitalidad visual. Ese golpe de color que nos recuerde que estamos vivos, que algo se mueve, que la casa respira.
Taylor Migliazzo Simon fue una de las primeras en poner esta decoración como trend
Diseñadores de renombre y estudios de interiores en todo el mundo ya se subieron a esta ola cromática. En Buenos Aires, no son pocos los decoradores que empiezan a incorporar acentos rojos en proyectos residenciales, desde detalles en cocinas hasta rincones de lectura donde un objeto en ese tono rompe con la paleta pastel. Incluso en estilos como el escandinavo -conocido por su predilección por los blancos, grises y maderas claras-, el rojo inesperado se convierte en una herramienta para generar puntos focales sin alterar la serenidad del conjunto.
Estantes de rojo / Web
Lo interesante es que no hay reglas estrictas para aplicar esta teoría. Es más bien una invitación a jugar. El rojo puede venir en forma de florero, de marco de espejo, de luminaria retro, de cuadro abstracto o de tapizado vintage. Puede ser rojo tomate, rojo ladrillo, rojo carmín o rojo sangre. Lo importante es que no parezca planeado. Que se vea como un hallazgo, como un guiño, como una provocación sutil.
Y ahí radica quizá el secreto de su permanencia. Porque el rojo inesperado no depende de modas que van y vienen. Es atemporal en su osadía. Un recurso tan simple como poderoso, tan elegante como atrevido. En un mundo donde la estética muchas veces se rige por algoritmos y monocromías sin alma, el rojo nos recuerda que decorar también es atreverse. Y que una casa no sólo debe verse bien, sino también sentirse viva.
Living con el toque ideal / Web
Así que, si el ambiente te parece plano, si el espacio te pide algo pero no sabés bien qué, quizás la respuesta no esté en cambiar todo el mobiliario, ni en invertir en una obra de arte. Tal vez lo único que falte sea eso: un rojo inesperado. Ese que llega sin anunciarse y, sin embargo, nunca se va.
Juego de tazas y tetera / Freepik
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE