Una recusación rechazada que pudo cambiar el destino final del proceso

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Martín De Vargas, junto a su socio Rodolfo Baqué, vienen manteniendo un alto perfil en torno al juicio por la muerte de Diego Maradona. Primero porque se apartaron del resto de los justiciables, cuando lograron que la enfermera Dahiana Madrid sea sentada, sola, ante un tribunal popular para que determine si tuvo algún grado de responsabilidad en el fallecimiento del ex entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata.

Este proceso, en principio, estaba pensado para fin de año, aunque habrá que ver que resolución final se adopta teniendo en cuenta la nulidad del debate técnico contra los otros siete acusados y la indefinición que existe sobre la fecha en que podrá ser reiniciado.

También se discutió fuerte sobre estos letrados cuando Makintach los echó del recinto ante un presunto conflicto de intereses, que está opinado, ya que también representan al enfermero Ricardo Almirón. Y mucho más aún cuando Baqué, al ver el documental, el trailer y anoticiarse la existencia de un guión, le gritó “basura” a la jueza finalmente desplazada.

Ayer, De Vargas se refirió al escándalo y las consecuencias ya conocidas por todos y opinó: “En primer término, como cuestión humana, me da lástima por la familia de Maradona. Pero también por los imputados, que esperan un juicio justo”.

“Fue todo muy raro. Nosotros recusamos de entrada a Makintach y los otros dos jueces la sostuvieron. Ella se arrogó la presidencia del tribunal cuando no le correspondía. La verdad, me hace ruido cuando dicen -por Savarino y Di Tommaso- que no sabían nada de lo que se traía entre manos”, concluyó.

 

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Diego Armando Maradona
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Julieta Makintach

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