Aumentos de precios: negocian súper y alimenticias
Edición Impresa | 5 de Mayo de 2025 | 02:01

La semana que comienza será clave para el curso de las negociaciones que prevén retomar las cadenas de supermercados con las empresas de consumo masivo y que podrían terminar de definir aumentos de precios con impacto en las góndolas. En realidad, lo que se pretende es avanzar con subas que fueron postergadas en medio del revuelo público que se desató tras la salida del cepo.
Vale una recapitulación antes de continuar. Apenas se eliminaron las restricciones cambiarias, el 14 de abril el dólar oficial se encareció en un 12,5%, un porcentaje que las alimenticias y fabricantes de artículos de higiene y limpieza quisieron trasladar a sus productos. Hasta que los supermercados se resistieron a aceptar ese nivel de aumento y se armó la polémica.
Luego, la tendencia a la baja del dólar oficial y la estabilización del tipo de cambio, que el viernes cerró a $1.193,88, generaron un punto de inflexión en las tensas negociaciones. A eso se le sumaron las presiones del ministro de Economía, Luis Caputo, quien la semana pasada, en un evento con empresarios, dirigió un dardo a las empresas que intentaron subir los precios y planteó que la especulación “antes pagaba” pero ahora no. “Hacés eso y te quedás afuera del mercado”, les advirtió y siguió: “Estamos en otra Argentina, una donde los precios pueden incluso bajar. No tiene sentido que haya inflación, la inflación va a colapsar”, vaticinó.
En este marco, las empresas empezaron a rever su posición. Dos lunes atrás, las compañías les comunicaron a cadenas minoristas y mayoristas su intención de aplicar incrementos de entre 9% y 12%, impulsados por la expectativa devaluatoria. Sin embargo, pausaron momentáneamente los ajustes previstos cuando vieron que el dólar oficial retrocedía cerca de $ 50, sin contar que la caída del consumo interno, que en marzo registró una baja de 5,4% interanual, lleva 16 meses consecutivos de descenso.
Fue entonces que fabricantes como Molinos Río de la Plata y Unilever −contra los que Caputo apuntó en X−, y otros como Softys y SC Johnson resolvieron suspender las remarcaciones, a la par que los supermercados rechazaron convalidar los nuevos precios, bajo el argumento de que la caída del poder adquisitivo y la retracción de ventas no permiten absorber semejantes subas.
En este contexto, en el sector reconocieron que, por ahora, no habido aumentos generalizados y que, salvo casos puntuales, en las góndolas se mantienen los precios, mientras el abastecimiento continúa de forma habitual. No obstante, advierten que esta semana “será definitoria” para alcanzar un equilibrio en las negociaciones que contemple la necesidad de rentabilidad de los fabricantes y considere también la deteriorada capacidad de compra de los consumidores.
Si bien se espera que haya aumentos, estos serían más moderados que los anunciados inicialmente, de no más del 3%, en línea con la devaluación del dólar oficial.
La estrategia del Gobierno
La situación representa un desafío para el Gobierno, que quiere evitar que la inflación se desmadre: en marzo el índice de precios del Indec subió al 3,7 por ciento y el de abril, se estima, estaría solo unas décimas por debajo. Recién para mayo se espera que vuelva a retroceder al umbral del 2%.
Con ese objetivo en mente, el equipo económico buscará contener cualquier aumento, tanto de productos cotidianos como de bienes durables.
Parte del plan del Gobierno para bajar la inflación apunta también a pisar paritarias. En este sentido, la política oficial es convalidar aumentos mínimos y que se discutan mayores incrementos a nivel de empresa, para evitar que esto termine impactando sobre los precios. Por es que la secretaria de Trabajo aún no homologó el acuerdo del 5,3% en tres tramos firmado por Empleados de Comercio.
Dentro de la misma hoja de ruta se inscriben la moderación de la suba de tarifas y la necesidad de mantener el dólar a raya, dado que cualquier movimiento brusco de estas variables podría terminar incidiendo sobre las góndolas.
Otro de los objetivos pasa por presionar al campo y las cerealeras, principales productores de divisas del país, para que liquiden. En un contexto de escasez de pesos, la idea es fomentar el ingreso de dólares para “remonetizar” la economía.
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