Cimafer apuesta por un modelo eficiente de cría y recría en Tres Arroyos
| 11 de Junio de 2025 | 14:59

Con un planteo agrícola-ganadero de ciclo completo, la firma familiar Cimafer SA sostiene una gestión productiva que integra cría, recría y terminación de hacienda, además de agricultura extensiva. La empresa opera sobre 5500 hectáreas propias en los partidos bonaerenses de Laprida y Tres Arroyos, y forma parte del grupo CREA Nuestra Señora de Las Pampas.
A cargo de la segunda generación de la familia Montilla, el manejo está liderado por María Paula y Ana Montilla. “Participamos cuatro años del grupo CREA Bovril, de Entre Ríos, y luego vendimos esa propiedad y comenzamos a producir en la provincia de Buenos Aires”, recordó María Paula. En esa etapa conocieron a Jacinto Kuhn, técnico entrerriano que actualmente está a cargo de los campos y es una pieza clave en el equipo.
La reconversión productiva comenzó en 2009, cuando la familia asumió el manejo directo del campo San Lucas, en Laprida. El foco estuvo puesto en la praderización, reemplazando el campo natural por pasturas implantadas, y en un manejo más eficiente. “Es un planteo prolijo, que se destaca por la superficie cubierta con praderas, en un establecimiento de cría que originalmente era poco productivo”, contó Montilla. Las especies más utilizadas son festuca y alfalfa.
Con un planteo rotativo, control sanitario riguroso y selección genética estricta, el campo pasó de una receptividad de 0,5 a 1,04 cabezas por hectárea, y logró producir cerca de 200 kilos de carne por hectárea, superando el promedio zonal. “Pero estos logros no son magia. Son metas que fuimos alcanzando de a poco, a lo largo de 16 años”, explicó la productora.
Actualmente, Cimafer cuenta con un rodeo de 1720 vacas y 461 terneras Aberdeen Angus. El protocolo sanitario incluye prácticas exigentes, como la aplicación de tuberculina antes del ingreso al rodeo, el uso de “creep feeding” en hijos de vaquillonas y pruebas de neospora en reposición. La tasa de mortandad ronda el 1,56%. “Somos tercos en mantener las decisiones que tomamos. Esa conducta tiene un costo económico.
Quizás obtenemos menores ganancias que otros productores ganaderos, pero logramos buenos índices de producción de carne”, reconoció Montilla.
En Tres Arroyos, la empresa completa el ciclo productivo en tres campos vecinos que suman 3000 hectáreas. Allí se realiza la recría de 1500 terneros provenientes de Laprida y la terminación a corral de 500 novillos que alcanzan entre 480 y 550 kilos. “Me sirven los 200 kg de carne que producimos durante el período de cría, más allá del dinero invertido, porque el resto del engorde se hace en Tres Arroyos, con buenos márgenes”, explicó.
El esquema de rotación agrícola y forrajera contempla la siembra de avenas entre cultivos de cebada cervecera, trigo, soja o maíz. El objetivo es que todos los lotes agrícolas pasen por un ciclo con pasturas para conservar su estructura y potenciar la eficiencia del sistema. “Todos los años hacemos un planteo similar y vamos encontrando la posibilidad de hacer una mejora donde podamos”, señaló.
Desde lo contable, la empresa mantiene un esquema de “gestión por partida doble”, con registros unificados entre lo productivo y lo administrativo. Leonardo Pena, primo de las productoras y contador, se encarga del seguimiento contable. “Desde el comienzo hicimos una gestión por partida doble y diseñamos protocolos para que los procesos se sostengan en el tiempo”, explicó María Paula.
Los márgenes económicos también reflejan la eficiencia del sistema. En el ciclo 2023-24, el campo de Laprida generó un margen bruto de 203,87 dólares por hectárea, mientras que en Tres Arroyos alcanzó los 431,81 dólares por hectárea. La cría en Laprida deja un margen de 170 dólares por hectárea con una rentabilidad del 10%, mientras que los cultivos de cebada y trigo en Tres Arroyos aportan 264 dólares por hectárea, y la invernada, con pasturas y terminación a corral, se consolida con un margen de 304 dólares por hectárea.
“Probablemente llame la atención los kilos de carne que logramos producir, pero seguramente ganamos menos dinero que otros”, concluyó Montilla, convencida de que la clave está en sostener las decisiones técnicas en el tiempo y ajustar detalles cada campaña.
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