Rosario define su pulseada entre libertarios, peronistas y un oficialismo debilitado
| 28 de Junio de 2025 | 22:06

La elección en Rosario no será simplemente una disputa local por trece bancas en el Concejo Municipal: se ha transformado en un termómetro clave que pondrá a prueba el nuevo equilibrio de fuerzas políticas en la provincia de Santa Fe. La contienda, que comenzó con perfil municipalista, terminó nacionalizada a partir del sacudón político que provocó la detención domiciliaria de Cristina Kirchner y el aprovechamiento que de ese contexto hizo La Libertad Avanza para impulsar su estrategia electoral.
Aunque ningún candidato lo había previsto, el fallo contra la expresidenta alteró el tablero. La Libertad Avanza, con Juan Pedro Aleart como figura central, decidió profundizar su identificación con Javier Milei. En la cartelería callejera, Aleart aparece junto al Presidente bajo el lema “Aleart es Milei”, buscando capitalizar la ola libertaria y transformar la elección en un plebiscito sobre el rumbo nacional.
Esa estrategia golpeó con especial fuerza al oficialismo rosarino, que pretendía mantener la campaña anclada en cuestiones locales. Unidos para Cambiar Santa Fe, fuerza que gobierna la ciudad de la mano de Pablo Javkin, apostaba a centrar el debate en obras públicas y en la gestión municipal, con Carolina Labayru -secretaria de Cercanía- como candidata (el expresidente y titular del PRO, Mauricio Macri, hizo un video para apoyarla, otro dato que muestra la nacionalización de la campaña).
Para revertir el impacto de la agenda nacional, sumaron al cierre de campaña la figura del gobernador Maximiliano Pullaro, uno de los dirigentes con mejor imagen en la provincia. Pero en la previa, el oficialismo aparece rezagado.
La paradoja del PJ
Para el peronismo, la nacionalización de la contienda también trajo complicaciones. Aun cuando el fallo sobre Cristina despertó la militancia y reanimó al núcleo duro kirchnerista, Juan Monteverde -candidato peronista- no proviene de ese espacio. Su construcción política se vincula a Ciudad Futura, un movimiento de centroizquierda con raíces en la militancia universitaria. Su estrategia apuntaba a captar a sectores descontentos con la gestión Javkin, más allá de las etiquetas nacionales. Ahora, Monteverde se ve obligado a equilibrar su discurso entre su identidad localista y la expectativa de capitalizar el efecto nacional.
Monteverde logró sellar acuerdos con sectores del peronismo tradicional y, a último momento, sumó el respaldo de figuras como el exsecretario de Salud Leonardo Caruana, del Frente Amplio por la Soberanía. Sin embargo, enfrenta la amenaza de la dispersión del voto peronista. Dos postulantes más, el exconcejal Roberto Sukerman y el periodista Lisandro Cavatorta, competirán por fuera de su armado, lo que podría costarle puntos decisivos en una elección que se prevé ajustada.
El voto no peronista
La presencia de Aleart reconfiguró el espacio no peronista. Con su alto nivel de conocimiento, tras años al frente del noticiero de mayor audiencia, Aleart otorgó a los libertarios lo que más les faltaba: un rostro conocido. Hasta ahora, las incursiones libertarias en Rosario habían estado protagonizadas por dirigentes jóvenes, con poca visibilidad y sin trayectoria electoral consolidada, una desventaja decisiva en un sistema de boleta única.
Su candidatura amenaza con dividir el voto opositor al peronismo. En las PASO, Unidos quedó relegado al tercer lugar, revelando la fragilidad de su base electoral y abriendo la puerta a un escenario en el que los libertarios podrían incluso proyectarse hacia la Intendencia en 2027. En La Libertad Avanza sostienen que un triunfo hoy sería la plataforma para disputar el poder municipal en la próxima elección ejecutiva.
Lo que está en juego
Más allá de las bancas en juego, hoy Rosario pondrá en disputa:
- La proyección libertaria en territorios urbanos grandes, donde hasta ahora Milei había tenido más dificultades para consolidarse en estructuras locales.
- La unidad del peronismo santafesino, que sigue sin un liderazgo fuerte y enfrenta divisiones internas profundas. Una victoria de Monteverde podría revitalizarlo y devolverle protagonismo en la provincia, donde viene de pobres desempeños electorales.
- La viabilidad de Unidos para Cambiar Santa Fe, cuyo gobierno municipal se ve amenazado por la fragmentación del voto no peronista y por el desgaste de la gestión de Javkin, afectada por problemas económicos y demandas de infraestructura.
- El nivel de participación electoral, tras el bajo 54% registrado en la PASO. Una escasa concurrencia podría favorecer a espacios con militancia más organizada, como el peronismo, o con fuerte presencia digital, como los libertarios.
La elección, lejos de ser un simple recambio legislativo local, se ha convertido en una pieza clave para el mapa político de Santa Fe y, en buena medida, en otro round de la pulseada nacional que atraviesa a toda la política argentina.
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