Convivir con la inseguridad: volvió a su hogar y se topó con ladrones
Edición Impresa | 20 de Julio de 2025 | 04:06

En La Plata, la violencia delictiva volvió a mostrar su cara más brutal. Lo que para un joven de 29 años era un sábado más, terminó convertido en una pesadilla. Eran las tres y media de la tarde cuando regresaba de trabajar con la intención de descansar en su hogar, ubicado sobre la calle 117, cerca de la diagonal 73, entre 68 y 69. Sin embargo, al poner la mano en la puerta, notó algo extraño: la cerradura estaba forzada. Esa señal, que para cualquier vecino sería motivo de alerta, fue solo el comienzo de una secuencia cargada de agresión, amenazas y miedo.
Empujó la puerta y entró con la intención de averiguar qué había pasado. Apenas dio unos pasos, se topó con algo que no esperaba: una bolsa con mercadería que no le pertenecía. La confusión apenas le dio tiempo para girar la cabeza y, entonces, el corazón se le detuvo: en el interior de la vivienda había un desconocido.
El implicado, un joven de no más de 21 años y vestido completamente de negro, lo miró fijo. Tenía en sus manos una notebook, lista para llevarse. El damnificado quedó paralizado. Pero la situación empeoró cuando, desde otra habitación, apareció un segundo hombre, también joven, con gorra negra. En ese instante, la tensión se transformó en violencia.
El primero en reaccionar fue uno de ellos, que tomó un destornillador y lo blandió frente al dueño de casa. La amenaza fue clara: que dejara todo y no intentara resistirse. Lo empujaron, lo manosearon y, en medio del forcejeo, le sacaron el celular del bolsillo.
“Dámelo o te clavo”, gritó uno mientras el otro lo insultaba sin parar. El miedo lo inmovilizó. Era él contra dos y con un arma punzante a centímetros de su cuerpo. En segundos, la violencia verbal se combinó con empujones hasta que lograron arrebatarle la billetera. Antes de huir, lo miraron a los ojos y lo amenazaron: “Nos vemos después, vamos a volver”.
Una señal que anticipó el ataque
La escena fue tan rápida como brutal. Los delincuentes salieron corriendo por la misma puerta que habían forzado minutos antes. La víctima, temblando, logró cerrar como pudo, aunque la cerradura había quedado destrozada.
Cuando intentó ordenar sus ideas, descubrió que además del celular y la billetera le faltaban cerca de 185 mil pesos. Y entonces recordó algo que lo hizo estremecer: la noche anterior había visto a un hombre saltando el paredón de su casa, por lo que se cree que la zona fue “estudiada” por los ladrones.
Lo más alarmante para él es que la zona no cuenta con cámaras de seguridad. Tampoco hubo testigos que pudieran advertir algo o dar pistas sobre los delincuentes. Pese al miedo, el joven se acercó a la Novena y radicó la denuncia.
De acuerdo a lo informado por voceros a EL DIA, El caso quedó caratulado como “robo agravado por el uso de arma impropia y amenazas” y es investigado por la fiscalía de turno, que ya solicitó medidas para dar con los responsables. Hasta el momento, no hay detenidos, y por fortuna la el joven no resultó con heridas pese a las fuertes advertencias que recibió.
Este episodio vuelve a encender la alarma sobre la inseguridad en La Plata, donde los hechos violentos no dan tregua. Ni la luz del día frena a quienes salen a robar armados con cualquier objeto, dispuestos a todo. En las comisarías, las denuncias se multiplican y la sensación de indefensión crece.
Es que pese a los reclamos vecinales, son cada vez más frecuentes los relatos que comparten un patrón común: delincuentes que no dudan en usar la violencia, que entran a plena luz del día y que, en muchos casos, regresan por más. Sin patrullajes suficientes, el temor se instala en la rutina diaria y transforma la vida de los vecinos en una espera constante por no ser la próxima víctima.
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