Lo que esconde el jugo ‘detox’: los grandes peligros de las ‘dietas milagrosas’
Edición Impresa | 20 de Julio de 2025 | 07:02

En redes sociales, la escena se repite una y otra vez: alguien muestra su cuerpo “antes y después” de un plan de jugos, ayuno intermitente o una dieta de moda. Lo vende como una solución mágica, rápida y natural. Pero lo que no se muestra son los mareos, la ansiedad, la falta de energía o el efecto rebote.
Las llamadas “dietas milagrosas” no son nuevas, pero hoy tienen una vidriera más amplia y menos controlada: internet.
Entre las más difundidas están los planes detox -basados en líquidos o jugos-, las dietas restrictivas de una sola comida (como la de la banana o la sopa), los ayunos intermitentes mal guiados, o los esquemas cetogénicos (muy bajos en carbohidratos) sin acompañamiento profesional.
Todas prometen beneficios inmediatos. Algunas incluso hablan de “desintoxicar el cuerpo”, un concepto popular pero engañoso: el cuerpo ya tiene sus propios sistemas de desintoxicación -como el hígado y los riñones- y no necesita jugos para cumplir esa función.
Detrás del atractivo estético, hay una falta total de individualización. La mayoría de estas propuestas no tienen en cuenta las necesidades particulares de cada persona: edad, peso, nivel de actividad, enfermedades previas o incluso su relación emocional con la comida. Aplicar una “solución universal” a algo tan complejo como la alimentación es no solo ingenuo, sino peligroso.
Los efectos pueden ir desde síntomas leves -como fatiga, estreñimiento o irritabilidad- hasta consecuencias más severas: pérdida de masa muscular, caída de cabello, alteraciones hormonales y en algunos casos, trastornos alimentarios.
Muchas personas llegan al consultorio nutricional luego de probar una de estas dietas, frustradas, con peso recuperado y con una relación rota con su cuerpo y con la comida.
El peligro no es solo físico: el mensaje que subyace en estas dietas es que el cuerpo debe corregirse, que comer es un problema, y que hay que sufrir para verse bien. Esta lógica, que circula especialmente entre jóvenes y adolescentes, puede generar culpa, ansiedad y conductas compulsivas.
En Argentina, si bien existe legislación que regula el ejercicio profesional, es difícil llevar a cabo un control estricto sobre lo que se difunde en redes o lo que se comercializa por fuera del sistema de salud.
Así, proliferan influencers que recomiendan productos o planes de alimentación sin formación específica, amparados en su número de seguidores o su experiencia personal.
Frente a esta ola, muchos nutricionistas comenzaron a ocupar ese mismo territorio digital para informar con evidencia científica y desmentir falsas creencias.
Lo cierto es que la batalla es desigual: los mitos suelen viralizarse más rápido que la información chequeada.
Comer no debería ser una carrera contra el tiempo ni una lucha constante con el cuerpo.
Por eso, repetimos: los únicos profesionales legitimados para hablar sobre nutrición son los registrados en el Colegio de Nutricionistas de la provincia, cuya matricula puede encontrarse en el padrón de la página oficial.
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