Motos que andan en la Ciudad a contramano de lo que ordena la ley

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Un vecino platense que hace pocos días aguardaba cruzar en la esquina de las diagonales 78 y 79 observó a cuatro motocicletas sin patente circulando por ese lugar. Tomó el celular y envió una foto a este diario. No sólo las vio y retrató, sino que envió su testimonio acerca de que en toda la Ciudad pueden verse a muchos rodados de estos en la vía pública, sin exhibir ninguna chapa de identificación.

Justamente, en la jornada anterior se había publicado un informe en este diario que reflejó la presencia en las calles de muchos motociclistas que manejan sin casco y que mientras conducen lo hacen utilizando su teléfono celular.

Cualquiera puede constatar que muchos de esos motociclistas no trepidan en cruzar los semáforos con luz roja, sin siquiera poner atención a los vehículos que avanzan por la calle transversal autorizados por la luz verde. Sólo un milagro explicaría el motivo por el cual no se producen más tragedias.

Son numerosas las transgresiones que cometen los motociclistas. Entre ellas, la de circular a velocidades muy altas y desde luego prohibidas, algo en lo que se destacan los deliverys, que además suelen circular sin luces ni chalecos reflectantes en horas nocturnas. Se sabe, también, que muchas de las motos carecen de documentación habilitante.

La alta conflictividad que exhiben no pocas motos en su circulación callejera, con riesgos para los conductores y terceros constituye una dato objetivo y lamentable. Las estadísticas sobre incidentes viales protagonizados por las motociclistas en la Ciudad no abren campo a ninguna duda.

Es ostensible, además, que en muchos motociclistas exista una actitud de clara indiferencia hacia el cumplimiento de normas. En lugares reservados para estacionamiento de motos en zonas céntricas –habitualmente van allí las de alta cilindrada- es común que los motociclistas enciendan sus motores sin silenciador y se queden minutos regulando, impidiendo hasta la conversación de quienes estén cerca, Ningún inspector municipal o policía los amonesta o sanciona por la contaminación sonora que producen. Es como si hubiera fueros especiales para proteger a esos vehículos.

Motos que zigzaguean en las avenidas y rutas, que realizan sobrepasos a centímetros de automotores de mayor porte, ya sea por el carril derecho, el central o el izquierdo, buscando ganar metros cuando el tránsito está detenido por una luz roja. Allí consiguen llegar hasta la vanguardia de esas columnas y luego trasponen sin problema el semáforo en rojo. Nadie los controla ni detiene. También que transportan algunas veces como acompañantes a una mujer y dos niños de corta edad; uno de ellos entre los dos adultos y el segundo a la zaga de la mujer. En total cuatro y en muchas oportunidades ninguno de ellos con casco colocado.

Es hora de que las autoridades le pongan freno a esta anarquía causada por no pocos motociclistas, que circulan a contramano de las leyes, que baten récords de irresponsabilidad vial y que todos los días ponen en juego su vida y la de terceros.

 

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