Las dos caras de la reactivación económica

A pesar de un leve crecimiento en los primeros meses de 2025, la recuperación es dispar entre sectores productivos y no beneficia a los trabajadores registrados, quienes enfrentan salarios reales en retroceso y una creciente desocupación

Instituto de Economía Aplicada - Universidad del Este (UDE)

Las estadísticas oficiales de actividad económica indican que el país transita un período de recuperación y crecimiento. Sin embargo, un análisis más detallado muestra que gran parte de ese repunte responde principalmente a un efecto estadístico proveniente del año 2024 y que, durante el transcurso del corriente año, el crecimiento resulta moderado.

A su vez, el dinamismo económico no se distribuye de forma homogénea entre los distintos sectores productivos: aquellos con mayor valor agregado e incidencia en el mercado laboral —como la industria manufacturera, la construcción y parte del comercio— no logran revertir el deterioro sufrido durante 2024 y continúan muy por debajo de sus niveles históricos. Esta situación tiene un impacto directo en el empleo, donde la desocupación aumenta y los salarios reales de los trabajadores registrados pierden poder adquisitivo.

El efecto arrastre estadístico

Con el dato publicado por el INDEC para el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) correspondiente al mes de abril 2025, se observa un crecimiento mensual del 1,9% respecto de marzo, mes que había mostrado una caída de igual magnitud. Es decir, el repunte de abril compensa la contracción previa, en un contexto que había estado signado por la incertidumbre derivada de la modificación del régimen cambiario.

De todas formas, con este rebote, el EMAE vuelve a ubicarse cerca de su máximo histórico, sólo superado por febrero de este año y junio de 2022 en la serie desestacionalizada, y con una suba interanual del 7,7%. La mayor incidencia proviene del avance en los sectores de comercio mayorista y minorista, industria manufacturera e intermediación financiera. No obstante ello, es importante tener en cuenta varias cuestiones.

Crecimiento sin crecimiento real

Por un lado, este incremento en la actividad económica responde principalmente al efecto llamado “arrastre estadístico”. Este fenómeno ocurre cuando el nivel alcanzado por una variable al finalizar un año - en este caso la actividad económica a fines de 2024 - eleva el promedio del año siguiente, aunque durante 2025 no haya habido un crecimiento real adicional.

En el acumulado a abril, este arrastre explica casi todo el incremento registrado en 2025. El arrastre desde el cierre de 2024 aporta una variación del 4,21%, mientras que el EMAE promedio de 2025, en comparación con el promedio de 2024, muestra una suba apenas mayor: 4,25%.

Sectores clave aún en retroceso

Por otro lado, si se analiza desde una perspectiva sectorial se ve como el crecimiento interanual no alcanza a revertir el deterioro acumulado en varios sectores desde el cambio de gestión nacional. En particular, tanto la industria manufacturera como el comercio —que hoy impulsan el repunte— continúan por debajo de los niveles registrados en 2023.

A esto se suma el marcado retroceso de la construcción, afectado fundamentalmente por el parate de la inversión pública nacional que pasó de representar un 1,3% del PIB en 2023 a apenas un 0,4% del PIB en 2024, y continúa en ese nivel en el corriente año, según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). Estos sectores son clave porque concentran gran parte del empleo privado, e impactan directamente en el aumento de la desocupación y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores registrados.

El aumento de la desocupación

Según los datos de mercado laboral de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC para los 31 aglomerados urbanos, en el primer trimestre del corriente año la tasa de desocupación subió al 7,9%, por encima del 7,7% registrado en el mismo período de 2024 y del 6,9% en 2023.

En línea con este escenario, al analizar los salarios en términos reales a partir del índice publicado por el INDEC, se observa que el indicador correspondiente a los trabajadores registrados aún no logra recuperar el poder adquisitivo perdido en diciembre de 2023 tras la fuerte depreciación del tipo de cambio.

Este retroceso se explica principalmente por la evolución de los salarios del sector público, que fueron los más afectados, con una reducción del 15,5% en términos reales respecto de noviembre de 2023. Por su parte, el sector privado registrado había logrado recomponer parcialmente su poder adquisitivo previo a la devaluación; sin embargo, según los últimos datos, acumula tres meses consecutivos de caída real intermensual (febrero, marzo y abril), ubicándose en abril levemente por debajo del nivel de noviembre (-1,2% en términos reales).

Recuperación estructuralmente débil

En definitiva, los datos disponibles muestran un escenario de recuperación económica desde fines de 2024, pero con trayectorias desiguales entre los distintos sectores productivos. Al observar el deterioro de los salarios reales y el aumento de la desocupación, se desprende que los beneficios de esta recuperación no están llegando a los trabajadores registrados.

De este modo, el crecimiento actual es débil en términos estructurales y concentrado en sectores con menor dinamismo en la generación de empleo, sostenido principalmente en políticas de estabilidad macroeconómica -apreciación del tipo de cambio y la contención salarial—. Si bien esta coyuntura puede ser característica de un programa de estabilización, no se advierte aún ninguna señal de avance hacia un crecimiento sustentado en inversión, generación de empleo y mejoras en la competitividad.

La reactivación económica
Primeros meses de 2025
Disparidad en sectores productivos
Trabajadores registrados
Salarios reales en retroceso

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