Los bancos prestan más, pero a tasas que duplican la inflación
Edición Impresa | 5 de Julio de 2025 | 02:13

El sistema financiero argentino experimenta una reorientación hacia su rol tradicional: prestar al sector privado. La liquidez que antes se canalizaba hacia activos financieros o instrumentos del Estado ahora fluye en mayor medida hacia familias y empresas. Sin embargo, el costo de ese financiamiento sigue muy por encima de la inflación y plantea fuertes limitaciones para el consumo y la inversión.
Según datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en mayo los préstamos al sector privado en pesos crecieron en términos nominales, alcanzando el 8,6% del PBI. Se trata del nivel más alto desde 2021 y marca una recuperación respecto del piso registrado a comienzos de este año. Pero detrás de ese avance se esconde una dificultad central: las tasas de interés no bajan al ritmo de los precios.
El informe más reciente del BCRA muestra que los adelantos en cuenta corriente tienen una tasa del 38,81%, los préstamos personales del 71,19%, los préstamos para capital de trabajo del 69%, los créditos para proyectos de inversión del 59%, y la línea especial para Mipymes del 24%.
Los bancos, por su parte, aplican condiciones incluso más exigentes. Según los datos de la página web de las distintas entidades, el Banco Nación cobra en sus préstamos personales una tasa nominal anual (TNA) del 84% y un Costo Financiero Total (CFT) del 165,29%, pero no informa tasas, condiciones ni plazos en créditos para empresas. El Banco Provincia ofrece créditos personales a tasa fija para quienes no son clientes del banco al 94% nominal anual y 147% de costo efectivo anual, mientras que para pymes aplica una TNA del 40% con un CFT del 48,21%, aunque ofrece distintas líneas para fines diversos que varían en montos, plazos y tasas. En el Credicoop la tasa de préstamos para empresas es fija y del 39% anual de TNA para préstamos con destino a la compra de bienes de capital. El Banco Ciudad ofrece una línea para pymes al 44% de TEA fija y hasta 24 meses para capital de trabajo. El Galicia ofrece un “Préstamo Inmediato” a través de Office Banking por hasta $15.000.000 (pesos quince millones) a una Tasa Nominal Anual (TNA) de 35%, Costo Financiero Total Efectivo Anual (CFTEA) con IVA 41,21%, Costo Financiero Total Efectivo Anual (CFTEA) sin IVA 36,25% y Tasa Efectiva Anual 41,20% . En el Santander, el CFT para personas físicas llega al 199,35%, y en el Macro, el crédito personal alcanza un CFT del 174,3%. Algunos de estos bancos no informan públicamente las tasas para empresas o exigen registrarse y simular un préstamo para acceder a esa información.
Este escenario resulta aún más llamativo si se lo contrasta con los datos del INDEC: la inflación acumulada entre enero y mayo fue del 13,3%, y la interanual del 43,5%. Es decir, las tasas de interés superan por amplísimo margen la variación de precios, generando un costo real del crédito que desalienta la toma de deuda tanto en hogares como en empresas.
La consultora financiera Aurum relevó que las familias enfrentan tasas promedio superiores al 70%, mientras que las empresas acceden a financiamiento cercano al 37%. “Se observa una fuerte disparidad entre grupos de tomadores. El crédito al consumo es el más castigado por los costos”, señalaron desde la firma.
El spread bancario también es notable. Mientras los plazos fijos pagan alrededor de un 31% nominal anual, los bancos otorgan préstamos con tasas que duplican o triplican ese valor. A juicio de los analistas, este desajuste no responde solo al riesgo crediticio, sino a una estrategia deliberada de las entidades para capturar liquidez y evitar presiones sobre el mercado cambiario.
Los técnicos del BCRA lo reconocen en sus informes: la política de tasas altas permitió sostener la demanda de pesos, contener expectativas de devaluación y evitar un nuevo pico inflacionario tras la salida del cepo. Sin embargo, ese enfoque también tiene efectos adversos: desalienta el consumo, limita el acceso al crédito y obliga a las empresas a financiarse con fondos propios o divisas, en lugar de recurrir al sistema financiero.
La situación de las tarjetas de crédito también preocupa. Según el análisis de Invecq, este canal fue uno de los que más aumentó sus tasas reales desde diciembre, empujado por el alza de precios y la necesidad de las familias de financiar gastos corrientes. Sin embargo, todavía no se ve una reactivación sostenida del consumo de bienes durables, dado el rezago en la recuperación de ingresos reales.
El director del BCRA y economista Federico Furiase señaló que “el orden macro y la baja de la inflación están generando condiciones para que el crédito vuelva a crecer”, pero admitió que “las tasas seguirán altas mientras haya escasez de capital y exceso de demanda de financiamiento”.
En este contexto, el sistema bancario muestra una reconfiguración positiva en volumen, pero negativa en accesibilidad. La recuperación del crédito ocurre, pero a un costo que muchos no pueden pagar. Y mientras las regulaciones oficiales buscan estimular la intermediación, el comportamiento de los bancos -condicionado por la prudencia frente al riesgo- termina condicionando la velocidad del proceso.
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