Kiosqueros acorralados por la baja en las ventas

Con promociones, segundas marcas o sumando productos de almacén, los comerciantes luchan para no bajar las persianas

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La Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) volvió a difundir los alarmantes datos de un sector que vine golpeado y no logra levantar sus ventas: en el último año, 16.000 kioscos de barrio cerraron en Argentina. El dato parte de un registro estadístico de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA).

En La Plata, según la entidad que los reúne, aseguran que no hay estadísticas oficiales, pero que el impacto es importante. Los medianos y pequeños minoristas de la Región no escapan de la lucha por sobrevivir y deben realizar malabares para no desaparecer: promociones, segundas marcas y muchas horas de mostrador. Hay locales que se llevan entre cuatro y cinco días de caja para afrontar el pago del alquiler.

Las bajas ventas, los altos costos de mantenimiento y la competencia informal pueden considerarse algunos de los ejes para explicar el contexto. También hay que incluir los cambios de hábitos: modificaciones en “los gustos”, el poder de compra en baja y la aparición de locales de otros rubros que venden golosinas y otros productos del kiosco.

“Definitvamente se vende menos. Nosotros siempre esperábamos los primeros días de cada mes, cuando la gente recién cobraba, para hacer la diferencia porque era el momento en que se vendía el doble y ahora está planchado todo el mes. A diferencia de hace unos años, ahora se compra lo justo y necesario”, remarcó Sheila, empleada de un kiosco frente a la estación de trenes, en 1 y 44.

“Acá hay mucho movimiento de gente y quizás venían las mamás a comprarte una ´vianda´ para que los chicos se lleven a la escuela, como una gaseosa, galletitas y golosinas. Pero ahora es una cosa sola o caramelos”, expresó Sheila y agregó: “También buscan segundas marcas. Eso nos obligó a nosotros a invertir en mercadería que no es de primera marca y vender algo que se puedan llevar por 500 pesos”.

“Los kioscos trabajamos con el sector más popular. Y si ese sufre, nosotros también. Un ejemplo, nuestro alfajor más económico sale 250 pesos y los más caros 2000 pesos. Ahora, pensemos en una mamá con cuatro chicos, cuando viene y me quiere comprar algo para todos, yo les tengo que hacer una promoción porque buscan algo ultraeconómico”, explicó Guillermo, empleado de un local en Tolosa.

“Hace 3 años eramos solo kiosco y ahora mutamos a otros productos. Lo que más se lleva la gente es fiambre, fideos, pan y de paso compra alguna golosina o cigarrillos. Tratamos de adaptarnos a precios razonables porque el barrio te lo pide”, sumó Matías Rodríguez, dueño de un kiosco-almacén en Tolosa.

 

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