Escruche y misterio: fuerzan una cerradura y vacían una casa
Edición Impresa | 11 de Septiembre de 2025 | 04:53

La Loma volvió a convertirse en las últimas horas en epicentro del delito con un atraco cometido con la modalidad escruche. Según pudo saber este diario, una vecina de 35 años se encontró ayer con la peor de las escenas al regresar a su departamento ubicado en calle 17 entre 37 y 38. Había pasado cuatro días fuera y, al cruzar la puerta, notó de inmediato que algo no estaba bien.
Pocos minutos habían pasado de las 12 del mediodía cuando tomó conocimiento de que la cerradura de la puerta principal estaba floja y con señales evidentes de haber sido forzada. Esa simple imagen alcanzó para anticipar lo que se confirmaría segundos después: desconocidos habían irrumpido en su hogar.
El interior del departamento ofrecía la huella inequívoca del saqueo. Los muebles alterados, los espacios revueltos y los objetos ausentes eran la señal silenciosa de un robo meticuloso y sin testigos.
“Prácticamente, hicieron una mudanza”, expuso una fuente policial consultada. Se trató de un robo ejecutado con una gran precisión ya que, sin levantar sospechas, se llevaron toda clase de objetos. Desde aquellos elementos de uso cotidiano, transportables y fáciles de reducir hasta una televisión.
La lista de faltantes no dejaba lugar a dudas sobre el tiempo que los intrusos se tomaron. Se llevaron un televisor, un microondas, una pava eléctrica y una tostadora. También un juego de mesa plegable con dos sillas, un secador de pelo y diversos utensilios de cocina. Hasta los focos desaparecieron.
La víctima no halló rastros que permitieran identificar a los autores, ni sospechas sobre posibles responsables.
La ausencia de cámaras de seguridad en el edificio aumentó la sensación de vulnerabilidad. Tampoco había vecinos que pudieran haber escuchado algo: los dos departamentos más cercanos se encontraban desocupados. Un escenario ideal para quienes ejecutaron el golpe.
El robo no sólo se llevó electrodomésticos y muebles: también arrebató la idea de seguridad que hasta entonces habitaba en ese espacio.
La investigación se enfrenta a un escenario árido. No hay testigos, no hay cámaras y no hay señas particulares de los ladrones. Como única referencia externa, la víctima mencionó un laboratorio químico a 50 metros, aunque aún no se sabe si ese organismo cuenta con cámaras de seguridad.
La hipótesis inicial de los investigadores es clara: los autores desconocidos habrían ingresado tras forzar la cerradura, aprovechando la soledad del edificio y la ausencia prolongada de la víctima. La modalidad encuadra en un robo clásico, directo y sin rastros.
La causa quedó caratulada como “Robo”. En la burocracia judicial ese término puede parecer frío y técnico. Pero detrás de esas cuatro letras se esconde una vivencia concreta: la invasión al lugar más íntimo de una persona, su casa, la pesadilla del despojo y el desafío de tener que reponerse.
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