Pioneras de la prensa
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2025 | 03:03

El 1º de marzo de 1896, noche de carnaval, la vida de María Hegoburu quedó partida por la violencia política. Sentado a la puerta de su casa en Rojas, su marido, Juan Oyhanarte, compartía la velada con sus hijos cuando un hombre con una máscara festiva le susurró una enigmática advertencia al pasar: “No le dé la espalda a la luna, Don Juan”. Minutos después, dos jinetes atravesaron la calle al galope y le dispararon desde atrás. Juan cayó herido de muerte y se desangró en los brazos de su mujer. Para ella y sus hermanas comenzaba esa noche un largo camino de resistencia y persecución.
Juan Oyhanarte, que era hijo de inmigrantes vascos, había fundado en 1882 el primer periódico del partido bonaerense de Rojas, “La Verdad”. Amigo de Hipólito Yrigoyen -por entonces otro “vasco” con quien compartía la lucha contra el fraude electoral de los conservadores-, no dudó en poner su publicación al servicio del nuevo partido que acababa de surgir en 1891, a cuya fundación contribuyó. Creó, de esta manera, el primer comité radical de Rojas.
Era un tiempo en que la política se dirimía también a los tiros. Si el régimen del presidente Julio Argentino Roca no abría el sistema electoral, la alternativa era la insurrección armada. En Santa Fe, San Luis y Buenos Aires, los estallidos revolucionarios crecían, y Oyhanarte, hombre de ideas y de armas, no estaba ajeno a esa efervescencia que iba a costarle la vida. “Cuando lo mataron, mi tía estaba embarazada de su quinto hijo. Oyó el disparo desde adentro de la casa y salió en camisón, pero ya no había nada que pudiera hacer. Esa noche no sólo murió Juan: su amigo, el periodista Nicasio Bernal, salió a correr a los forajidos y lo acribillaron también. Ambos fueron velados en la imprenta del periódico en medio de la conmoción del pueblo, que presentía que se había tratado de una venganza”, contó al diario EL DIA su sobrino Pedro Hegoburu, quien escuchó la historia de boca de las protagonistas en su niñez.
En 1898, al arribar a La Plata, relanzaron su diario, referente del radicalismo en la Ciudad
El asesinato de Juan, que tuvo lugar exactamente un año después de la muerte del intendente conservador Ezequiel Carrasco, estaba teñida de sospechas políticas. La prensa porteña, y en particular el diario mitrista La Nación, opositor acérrimo del radicalismo, acusaron de haber encabezado la partida de militantes exaltados que había terminado con la vida del jefe comunal de Rojas. Y aunque años después una carta reveladora habría de exonerarlo de aquel crimen, por entonces él y su familia se convirtieron en blanco del odio conservador.
CON UNA VIEJA MINERVA: EL ARRIBO A LA PLATA
María Hegoburu de Oyhanarte, viuda y con sus 5 hijos, decidió que el periódico se trasladara a La Plata, donde sus reclamos por el esclarecimiento del asesinato de Juan Oyhanarte, tendrían mayor repercusión. Contó con el apoyo y la labor incondicional de sus dos hermanas, Mariana y Graciana: ambas trabajaron en la imprenta y en la redacción del periódico. Así, a pesar de su viudez precoz, se convirtió en la primera directora de un diario argentino y de América Latina.
Lo cierto es que, lejos de acobardarse, María y sus hermanas, Mariana y Graciana, resolvieron mantener vivo el reclamo que le había costado la vida a Juan. “Con una imprenta tipográfica Minerva, que funcionaba literalmente a patadas, retomaron la publicación del periódico, que desde aquel día y hasta su cierre llevó una leyenda que decía ‘La Verdad, fundado por Juan Oyhanarte, muerto alevosamente en Rojas junto a su abnegado amigo Nicasio Bernal’”, contó Pedro.
La situación económica de la familia era ajustada: vivían de lo que les dejaba un campo en Rojas y del esfuerzo colectivo en la publicación y distribución de La Verdad, tarea en la que también colaboraban los hijos de María pese a su corta edad.
El 1º de marzo de 1896, la vida de María Hegoburu quedó partida por la violencia política
Las tres mujeres mantuvieron la independencia y la combatividad de su publicación. “Sus editoriales contra el fraude electoral conservador nunca dejaron de ser encendidos y filosos, lo que motivó varias veces la clausura del periódico, incluso estando ya en La Plata. Aun así La Verdad no dejó de publicarse y en 1906 se convirtió en diario”, historió Pedro Hegoburu.
Tras convertirse en 1906, con gran esfuerzo, La Verdad se publicó hasta 1916, pese a las presiones y desafíos.
Ese año, cuando Yrigoyen llegó a la presidencia, María lo visitó para anunciarle que La Verdad cerraría. El mandatario se mostró sorprendido: esperaba que el periódico siguiera como órgano de su gobierno. Pero “María le respondió que no quería que el diario, símbolo de ideales y sacrificios, se transformara en una hoja oficialista -relata su sobrino-. Para mantener intacta su independencia prefirió ponerle fin”.
EL LEGADO
María Hegoburu de Oyhanarte tuvo cinco hijos y como no podía ser de otra manera, estuvieron imbuidos del espíritu de su madre: tres de ellos tuvieron una destacada actuación en el radicalismo.
Horacio Oyhanarte fue quien escribió “En el taller de Shakespeare” (1944), libro premiado por la Academia Francesa y “El Hombre” (1916), una biografía de Hipólito Yrigoyen. Diputado y Canciller durante la segunda presidencia de Yrigoyen, fue quien rechazó la vicepresidencia que le ofreció Juan Domingo Perón y estuvo en contra de la formación de la Unión Democrática.
Rodolfo Oyhanarte fue poeta y director de la Biblioteca Central de la provincia de Buenos Aires. Raúl Oyhanarte fue electo, en cuatro ocasiones consecutivas y siempre en representación de la Unión Cívica Radical, como Diputado de la Nación por la provincia de Buenos Aires. También mantuvo un famoso reto a duelo con Alfredo Palacios, el cual nunca llegó a concretarse.
Uno de los nietos de María, Julio Oyhanarte, se recibió como abogado en la Universidad Nacional de La Plata con medalla de oro y promedio de diez. También fue un influyente y prestigioso constitucionalista designado miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 1958 hasta 1962, cuando renunció. En 1989, fue nombrado nuevamente como Juez de la Corte, cargo a cual renunció en 1991 por razones personales.
La historia de las hermanas Hegoburu quedó ligada para siempre a la ciudad de La Plata donde vivieron décadas rodeadas de reconocimiento social. En 1958, años después de la muerte de María, El Día publicó un artículo para rendirle homenaje por su patriotismo y fortaleza espiritual.
Mariana y Graciana vivieron hasta pasados los 90 años y fueron enterradas en Rojas. María, en cambio, descansa en el Cementerio de La Plata, decisión tomada por su hijo Rodolfo, escritor y vecino platense. Sus descendientes, muchos de los cuales nunca volvieron a Rojas, prolongaron el arraigo de la familia en la ciudad.
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