“La luz que imaginamos”: una fábula cotidiana en Bombay

A más de un año de su estreno en festivales, la película de Payal Kapadia llega finalmente a las salas locales para contar una historia cotidiana y mágica en la ciudad india

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La primera ficción de la cineasta india Payal Kapadia, “La luz que imaginamos”, comienza más bien como un documental, recorriendo Bombay, especialmente de noche, antes de centrarse suavemente en tres mujeres, todas ellas trabajadoras de un hospital, que compaginan sus realidades cotidianas y las de la sociedad estratificada de la India con sus propias aspiraciones.

“La vida real es más interesante que el cine. Solo tenemos que recoger sus frutos”, afirma Kapadia. “Hay una cita de Rilke que me encanta: ‘Si tu vida real es pobre, significa que no eres lo suficientemente poeta como para sacar partido de sus riquezas’”.

“La luz que imaginamos”, uno de los estrenos que llega a las salas locales hoy, es una de las experiencias cinematográficas más ricas que se pueden encontrar en la cartelera. La película, que ganó el Gran Premio (segundo premio) en el Festival de Cine de Cannes, es un retrato embriagador y atmosférico de la vida en Bombay, de sus sueños, sus ilusiones y sus imposibilidades.

A medida que avanza “La luz que imaginamos”, va acumulando poco a poco la magia de la fábula. Prabha (Kani Kusruti) lleva años sin saber nada de su marido, que trabaja en Alemania. Anu (Divya Prabha) está enamorada de un musulmán, una relación que tienen que ocultar y que, probablemente, esté condenada al fracaso. Su compañera de trabajo, Parvaty (Chhaya Kadam), algo mayor y recientemente viuda, está siendo desahuciada después de muchos años en su apartamento.

Pero cuando escapan de la ciudad —Parvaty se ve obligada a volver a su pueblo—, las tres mujeres se liberan de las diversas restricciones que las atenazan. Empiezan a imaginar posibilidades y a ver una luz que les ocultaban las desigualdades patriarcales de Bombay. La película, que comienza como un documental, se vuelve cada vez más ficticia y, sin embargo, más real.

“Quería acercarme cada vez más a un estado onírico hacia el final de la película y luego volver a la realidad”, dice Kapadia. “Quería que la primera parte de la película fuera muy parecida a la no ficción, con un comienzo documental. Y que la segunda mitad se sintiera como si el tiempo se ralentizara. El paisaje cambia y la sensación de luz cambia”.

UNA DE LAS PELÍCULAS EL AÑO

Las fases luminosas de “La luz que imaginamos” la han convertido en una de las películas más aclamadas del año y, sin embargo, curiosamente, no fue la candidata de India al Oscar a la mejor película internacional. Al anunciar su elección, “Laapataa Ladies”, de Kiran Rao, Ravi Kottarakara, presidente de la Federación Cinematográfica de la India, explicó que el comité de selección consideró “que estaban viendo una película europea ambientada en la India, no una película india ambientada en la India”.

“¿Qué es indio? Tenemos un país muy grande. Hay muchas Indias”, dijo Kapadia en una entrevista reciente. “Estoy muy contenta con la película que eligieron. Es una película muy bonita. Me gustó mucho. Pero creo que este tipo de declaraciones, no sé para qué sirven. El comité que hizo la selección estaba formado por 13 hombres. ¿Es eso muy indio? Entonces no me importa tanto”.

Kapadia, de 38 años, se reunió con un periodista en las oficinas de Criterion Collection en Nueva York mientras se proyectaba “La luz que imaginamos” en el Festival de Cine de Nueva York. Llevaba la bolsa llena de DVD que había cogido de la tienda de Criterion, entre ellos una caja con la obra completa de Agnès Varda. Kapadia habla con naturalidad sobre sus inspiraciones artísticas o los males sociales, pero es una persona alegre y desenfadada. Para ella, lo más importante es que su película haya despertado tantas emociones (la proyección para la prensa del festival fue una de las pocas en las que los asistentes rompieron en aplausos espontáneos al final).

“¿Qué más se puede pedir como cineasta, que la gente la vea, le guste y sienta algo al verla?”, dice Kapadia. “Como persona a la que le encanta ir al cine y llorar, para mí es la mayor catarsis que puedo tener, siento que quiero hacer películas que también hagan llorar a la gente en el cine. Lloro mucho. Soy muy sensible. Soy un poco romántica”.

 

La luz que imaginamos
Payal Kapadia

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