Cuando impacta va más allá de la boca
Edición Impresa | 21 de Septiembre de 2025 | 04:49

La ciencia viene acumulando pruebas de que lo que ocurre en la boca no se queda ahí. Investigaciones recientes confirman que la periodontitis crónica, una inflamación de las encías, no solo daña los tejidos dentales sino que también se convierte en un foco de inflamación sistémica capaz de afectar a distintos órganos.
Las bacterias y toxinas que se alojan en la cavidad oral pueden ingresar al torrente sanguíneo y potenciar el riesgo de enfermedades cardiovasculares como infartos, aterosclerosis y accidentes cerebrovasculares. Revisión tras revisión señala que quienes sufren enfermedad periodontal tienen mayor probabilidad de desarrollar patología coronaria, en parte por el aumento de citoquinas y proteína C reactiva que agravan las lesiones arteriales.
El vínculo con la diabetes es igualmente preocupante. La relación es bidireccional: la periodontitis complica el control glucémico y, al mismo tiempo, la diabetes mal controlada favorece la progresión de la enfermedad oral. En pacientes diabéticos, la inflamación periodontal severa incrementa el riesgo de complicaciones cardiovasculares y renales, mientras que un tratamiento adecuado logra mejorar indicadores como la hemoglobina glicosilada.
Otros estudios detectaron asociaciones con obesidad, enfermedad renal crónica e incluso artritis reumatoide, al activar respuestas autoinmunes que dañan las articulaciones. De este modo, la salud bucodental se revela como una pieza clave en la prevención integral: cuidar encías y dientes no es solo cuestión estética, es también una forma de proteger el corazón, el metabolismo y las articulaciones.
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