Bielsa no enamora a Uruguay

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Con el mote de gurú del fútbol ofensivo, Marcelo Bielsa tomó el mando de Uruguay y en sus primeros pasos sacudió las Eliminatorias con triunfos memorables sobre dos enconados rivales, Brasil y Argentina.

Sin embargo, a dos años de su llegada, el Loco está lejos de cosechar de los hinchas celestes el amor desbordado que le profesaron otras hinchadas.

El pulso popular alrededor de su figura está dividido en un país que hoy ante Perú en Montevideo puede confirmar su presencia en el Mundial de 2026.

Cristian Suárez, un transportista de 42 años, destaca “su gran trabajo y esa cosa que tiene de ser diferente a todos los demás”. Pero otros aficionados, como Ema Pintos, no ocultan su desencanto con el técnico argentino, de 70 años.

“Tiene modos no muy buenos al hablar y no creo que los jugadores lo quieran mucho”, dijo esta comerciante de 63 años, admiradora del Maestro Tabárez, predecesor de Bielsa y quien guió a la Celeste al cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica 2010 y al título en la Copa América de Argentina 2011.

Desde que inició su periplo en los banquillos, en su adorado Newell’s en 1990, las anécdotas sobre las locuras de Bielsa, idolatrado en Chile, en Bilbao y en Leeds, fueron moneda corriente.

Pero en Uruguay, campeón mundial en 1930 y 1950 y con gran rivalidad con Argentina, las historias pintorescas brillan por su ausencia.

El periodista español Carlos Serrano, autor del libro “Bielsa, los años chilenos”, considera “extrañísimo” que el seleccionador no seduzca a los uruguayos. “Me parecía que era una asociación perfecta: un país muy futbolizado como Uruguay con un tipo tan obsesivo por el fútbol como Bielsa, y lo bueno es que estaba llegando una generación de recambio”, dijo.

Con un mediocampo de lujo, coliderado por el capitán del Real Madrid, Federico Valverde, y Rodrigo Bentancur, del Tottenham, Bielsa apostó al recambio de una camada reverenciada, la de Luis Suárez y Edinson Cavani.

Autocrítico y con una ecuanimidad que despierta fervor, el seleccionador es el primero en reconocer que está en deuda al mando de un grupo que cuenta con figuras de renombre: el goleador Darwin Núñez, el defensor Ronald Araújo o el creativo Giorgian De Arrascaeta.

“Hice todo lo que creí que debía hacer para que el equipo ataque mejor (...) El equipo no ataca bien. ¿Qué quiere decir eso? Que no di en la tecla”, admitió.

 

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