Expectativas por el regreso del tren a la estación de 1 y 44

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Con las llegadas a la terminal de La Plata de las formaciones del ferrocarril Roca –que estuvieron suspendidas cerca de un mes -por tareas que se realizaron sobre las vías en la avenida 1, a raíz de lo cual el servicio llegaba sólo hasta Tolosa- el viaje entre Constitución y nuestra ciudad se restableció la semana pasada en una situación que implicó dos ventajas: por un lado los usuarios no debieron afrontar las deficiencias de una estación intermedia como la tolosana y y tampoco se verán obligados ahora a completar, a su costo, tiempo y esfuerzo, la llegada hasta nuestra ciudad.

A su vez el nutrido centro comercial que rodea a la Estación volvió a registrar su actividad normal, que se había visto mermada durante varias semanas por la no llegada de las formaciones que, como se sabe, llevan y traen a miles de pasajeros por día. Algunos comerciantes se mostraron satisfechos porque la llegada del tren a 1 y 44 “volvió a mostrar el mucho movimiento que hay siempre en la zona. Se ve, por ejemplo, a muchos estudiantes que vienen a las facultades. El tren es esencial”.

El retorno de las formaciones a 1 y 44 se dio tras la finalización de los trabajos de renovación de vías, en el marco de la Emergencia Ferroviaria. Sin embargo, a pesar de ello hubo reclamos de pasajeros por la escasa velocidad con que se desplazaron los convoyes entre ambas estaciones y, en especial, en el tramo que une a Tolosa con La Plata. Un viaje promedio entre la Termina platense y Constitución demandó algo así como una hora y veinte minutos, casi el doble de lo que tardaban hace varias décadas los trenes rápidos a vapor, vale recordar.

Los pasajeros presentaron quejas por el hecho de que el tren que ahora llega hasta La Plata “se desplaza con extrema lentitud”, asegurándose que “de Tolosa para la Terminal de 1 y 4 tardó una barbaridad”.

Las tareas, que se llevaron a cabo entre Tolosa y la histórica estación de 1 y 44, tuvieron como objetivo recambiar y así mejorar el estado de las vías y, para ello, se renovaron unos 2.060 metros de los antiguos rieles, reemplazándose además los durmientes de madera por los de hormigón armado, sustituyéndose además la piedra balasto que los contiene.

Los trabajos realizados aportan buenas noticias para la estructura ferroviaria, aún cuando ahora el Roca debiera recuperar en forma ostensible los niveles de confiabilidad en cuando a la puntualidad, velocidad y calidad del servicio, que se han visto seriamente resentidas en los últimos años por múltiples factores.

Los avances tecnológicos experimentados en el mundo, el renovado auge del ferrocarril como servicio ideal para el transporte de millones de personas, su costo económico y la saturación del tránsito automotor, forman parte de los factores que debieran inducir a las autoridades ferroviarias a modernizar un servicio que en nuestro país sigue mostrando, inexplicablemente, un cúmulo de ineficiencias.

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