Griguol provocó a la hinchada
| 22 de Noviembre de 2000 | 00:00

Carlos Griguol dijo ayer en una conferencia de prensa que, en el partido del domingo pasado, cuando Colón atacaba "los hinchas de Gimnasia se daban vuelta para no mirar. Y eso es ser cagones". Después agregó: "Yo no quiero una hinchada de cagones porque no tengo un equipo de cagones". Sus declaraciones provocaron todo tipo de reacciones.
Si era una arenga, erró el camino. Griguol quizá intentaba generar más furor, pero se equivocó con las palabras. Porque los gimnasistas han dado mucho y, aún en una época de penurias económicas, no escatimaron viajes para alentar al equipo de sus amores. Y es obvio que todos los seres humanos pueden sentir temor ante situaciones de riesgo para aquello que aman. Porque de eso se trata, de gente enamorada de una camiseta por la que se hacen sacrificios.
Con ironías se puede jugar, pero usar un adjetivo tan grueso descalifica la probable buena intención, aún cuando también es legítimo y comprensible que muchos gimnasistas perdonen el desliz.
Lo que nadie puede cuestionar es que la hinchada de Gimnasia ha dado muestras de sobra de su generosidad con el equipo y especialmente con Griguol. Es el técnico de Gimnasia por la presión de la gente. Y aún ante inesperadas derrotas, la falange 'mens sana' no reaccionó como otras hinchadas ante un partido perdido, ante un campeonato perdido. Lo bancaron siempre.
Los grandes suelen reconocer sus errores y Griguol tiene margen para hacerlo. Pero tendría que tomar ese camino. Aunque también podría optar por el trillado sendero de culpar a terceros, en este caso al periodismo. Con ello, sin embargo, no borraría las palabras que utilizó ni se ganaría el reconocimiento de aquellos a quienes debe la más prolija de las disculpas.
Si era una arenga, erró el camino. Griguol quizá intentaba generar más furor, pero se equivocó con las palabras. Porque los gimnasistas han dado mucho y, aún en una época de penurias económicas, no escatimaron viajes para alentar al equipo de sus amores. Y es obvio que todos los seres humanos pueden sentir temor ante situaciones de riesgo para aquello que aman. Porque de eso se trata, de gente enamorada de una camiseta por la que se hacen sacrificios.
Con ironías se puede jugar, pero usar un adjetivo tan grueso descalifica la probable buena intención, aún cuando también es legítimo y comprensible que muchos gimnasistas perdonen el desliz.
Lo que nadie puede cuestionar es que la hinchada de Gimnasia ha dado muestras de sobra de su generosidad con el equipo y especialmente con Griguol. Es el técnico de Gimnasia por la presión de la gente. Y aún ante inesperadas derrotas, la falange 'mens sana' no reaccionó como otras hinchadas ante un partido perdido, ante un campeonato perdido. Lo bancaron siempre.
Los grandes suelen reconocer sus errores y Griguol tiene margen para hacerlo. Pero tendría que tomar ese camino. Aunque también podría optar por el trillado sendero de culpar a terceros, en este caso al periodismo. Con ello, sin embargo, no borraría las palabras que utilizó ni se ganaría el reconocimiento de aquellos a quienes debe la más prolija de las disculpas.
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