La boda del Mellizo desbordó la Catedral
Miles de personas colmaron el templo y las escalinatas. Detalles de la fiesta
| 28 de Diciembre de 2003 | 00:00

La Catedral lucía imponente. Y se llenó de emoción
cuando empezó a cantar el coro del Teatro Argentino y Matilde Carriquiriborde
(27) recorrió el camino hasta el altar, donde la esperaba -de impecable
traje oscuro- Guillermo Barros Schelotto (30). El casamiento del
Mellizo convocó ayer a una enorme cantidad de gente. No sólo estuvieron
en la ceremonia religiosa los familiares y amigos que habían sido
invitados: también se acercaron muchísimas familias y vecinos que
querían saludar a la estrella de Boca que, como todo el mundo sabe,
es un hijo de esta ciudad, donde nació, vivió toda su vida y se
consagró como uno de los más destacados futbolistas del país.
Las escalinatas del templo mayor de la Ciudad estaban desbordadas. Y adentro -cuando la novia llegó en un BMW gris oscuro acompañada por su padre, el cardiólogo Pedro Carriquiriborde- ya no entraba un alfiler.
En la Catedral estuvieron, entre otros famosos o conocidos, Martín Palermo, los compañeros del mellizo en Boca Alfredo Cascini y Diego Cagna, ex compañeros suyos en Gimnasia como Enzo Noce, Sergio Dopazo, Jorge San Esteban y Guillermo Sanguinetti, el ex presidente mens sana Héctor Delmar y el ex intendente de Berisso, Néstor Juzwa, reconocido fana del jugador y de Boca.
Todo sincronizado
Todo estuvo perfectamente sincronizado, no sólo para respetar los horarios, sino también para evitar que los cientos de curiosos presentes en la puerta de la Catedral enturbiaran la llegada de los novios.
Guillermo ingresó a las 21.30 por la puerta lateral de calle 53, mientras que Matilde lo hizo a las 21.35 por la puerta principal, ante la mirada de más de mil personas que colmaban a esa altura las escalinatas de la Catedral.
Oficiaron de padrinos los cuatro papás de los novios: Hugo y Cristina Barros Schelotto y Pedro y Marta Carriquiriborde.
La ceremonia -sencilla y breve- estuvo a cargo del Obispo emérito de Chascomús, José María Montes, quien fue obispo auxiliar de nuestra ciudad y cuando los mellizos eran pequeños, tenía a su cargo la iglesia Nuestra Señora del Valle (57 entre 1 y 2) donde ambas familias concurrían asiduamente. Por pedido especial de los Barros Schelotto, el reverendo ofició el casamiento.
La salida de los novios fue agitada, casi caótica. Demoraron más de quince minutos en recorrer la nave central de la Catedral hasta las escalinatas. Y bajarlas fue toda una aventura, entre besos, apretujones, flashes de aficionados, abrazos y gritos de aliento.
Se fueron de la Catedral mientras sonaba el Aleluya de Haendel. Cuando el mellizo asomó en las escalinatas, pareció estallar una tribuna de fútbol, al ritmo de "Guillermo, Guillermo" o el tradicional "Olé, olé... Melli, Melli..."
El auto de los novios salió escoltado por dos vehículos particulares llenos de efectivos de seguridad.
Al cierre de esta edición, empezaba a brillar la fiesta. En una casona de Los Hornos el mellizo y su flamante esposa recibían a unos 400 invitados, entre los cuales estaban el presidente de Boca, Mauricio Macri, y su esposa, Isabel Menditeguy, además del plantel que acaba de salir campeón en Japón, casi completo. Pero también amigos de la infancia de los Barros Schelotto y una barra grande del Colegio Nacional, donde estudió Matilde antes de graduarse en la facultad de Ciencias Económicas.
Frente a la casona, se habían reunido unas quinientas personas: hinchas de Boca, de Gimnasia y hasta algunos de Estudiantes, que mostraban sus camisetas. Un vallado impedía que se acercaran hasta el acceso por el que ingresaban los invitados.
Durante la fiesta se sirvió una recepción de ostras, langostinos, sushi, y una amplia variedad de pescado relleno. La entrada: fleur de jamón crudo con palmitos, aceitunas rellenas, salsa golf, huevitos de codorniz, cabello de ángel y melón.
El plato principal fue carré de cerdo con salsa al portobello aromatizado con oporto, acompañado con milhoja de calabaza y hongos rellenos. El postre, brownies con helado de crema en coulis de frambuesa, frutilla y chocolate.
Las escalinatas del templo mayor de la Ciudad estaban desbordadas. Y adentro -cuando la novia llegó en un BMW gris oscuro acompañada por su padre, el cardiólogo Pedro Carriquiriborde- ya no entraba un alfiler.
En la Catedral estuvieron, entre otros famosos o conocidos, Martín Palermo, los compañeros del mellizo en Boca Alfredo Cascini y Diego Cagna, ex compañeros suyos en Gimnasia como Enzo Noce, Sergio Dopazo, Jorge San Esteban y Guillermo Sanguinetti, el ex presidente mens sana Héctor Delmar y el ex intendente de Berisso, Néstor Juzwa, reconocido fana del jugador y de Boca.
Todo sincronizado
Todo estuvo perfectamente sincronizado, no sólo para respetar los horarios, sino también para evitar que los cientos de curiosos presentes en la puerta de la Catedral enturbiaran la llegada de los novios.
Guillermo ingresó a las 21.30 por la puerta lateral de calle 53, mientras que Matilde lo hizo a las 21.35 por la puerta principal, ante la mirada de más de mil personas que colmaban a esa altura las escalinatas de la Catedral.
Oficiaron de padrinos los cuatro papás de los novios: Hugo y Cristina Barros Schelotto y Pedro y Marta Carriquiriborde.
La ceremonia -sencilla y breve- estuvo a cargo del Obispo emérito de Chascomús, José María Montes, quien fue obispo auxiliar de nuestra ciudad y cuando los mellizos eran pequeños, tenía a su cargo la iglesia Nuestra Señora del Valle (57 entre 1 y 2) donde ambas familias concurrían asiduamente. Por pedido especial de los Barros Schelotto, el reverendo ofició el casamiento.
La salida de los novios fue agitada, casi caótica. Demoraron más de quince minutos en recorrer la nave central de la Catedral hasta las escalinatas. Y bajarlas fue toda una aventura, entre besos, apretujones, flashes de aficionados, abrazos y gritos de aliento.
Se fueron de la Catedral mientras sonaba el Aleluya de Haendel. Cuando el mellizo asomó en las escalinatas, pareció estallar una tribuna de fútbol, al ritmo de "Guillermo, Guillermo" o el tradicional "Olé, olé... Melli, Melli..."
El auto de los novios salió escoltado por dos vehículos particulares llenos de efectivos de seguridad.
Al cierre de esta edición, empezaba a brillar la fiesta. En una casona de Los Hornos el mellizo y su flamante esposa recibían a unos 400 invitados, entre los cuales estaban el presidente de Boca, Mauricio Macri, y su esposa, Isabel Menditeguy, además del plantel que acaba de salir campeón en Japón, casi completo. Pero también amigos de la infancia de los Barros Schelotto y una barra grande del Colegio Nacional, donde estudió Matilde antes de graduarse en la facultad de Ciencias Económicas.
Frente a la casona, se habían reunido unas quinientas personas: hinchas de Boca, de Gimnasia y hasta algunos de Estudiantes, que mostraban sus camisetas. Un vallado impedía que se acercaran hasta el acceso por el que ingresaban los invitados.
Durante la fiesta se sirvió una recepción de ostras, langostinos, sushi, y una amplia variedad de pescado relleno. La entrada: fleur de jamón crudo con palmitos, aceitunas rellenas, salsa golf, huevitos de codorniz, cabello de ángel y melón.
El plato principal fue carré de cerdo con salsa al portobello aromatizado con oporto, acompañado con milhoja de calabaza y hongos rellenos. El postre, brownies con helado de crema en coulis de frambuesa, frutilla y chocolate.
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