Voces detrás del horror

La voz de M.S es casi una disculpa por no querer seguir recordando. Trata pero la memoria molesta, duele. Repite una y otra vez que es injusto lo que le pasó, pero que si lo sigue pensando así no va a salir nunca más. Y ella quiere salir. Quiere estar bien. Aunque sepa que por ahora parece imposible. Aunque todavía pueda ver la cara de su agresor en medio de la noche, cuando los recuerdos vuelven en pesadillas y la dejan con los ojos abiertos y repletos de angustia, de dolor.

Aunque todavía sienta miedo.

M.S tiene 29 años, cursa el séptimo año de Medicina y es una de las ocho mujeres que "el hombre araña" violó en los últimos días. Su cuarta víctima. A ella la atacó el 7 de febrero pasado, en el segundo piso de un edificio ubicado en 40 entre 4 y 5. Cuando el lunes pasado se enteró que su violador estaba muerto, luego de que un policía le pegara un tiro en la nuca tras intentar violar a otra mujer en un edificio de 10 entre 64 y 65, lo primero que sintió fue un alivio claro y profundo. Un alivio que, sin que nadie se lo pida, ella intenta explicar con una vocecita que parece seguir pidiendo disculpas.

-No le deseo la muerte a nadie. Ni siquiera al pibe que me violó. Pero eso no tendría que haber pasado. Ni mi violación ni su muerte. Él tendría que haber estado encerrado. Las cosas tendrían que haber sido distintas. Y si ahora está muerto, lo siento. Pero yo tengo más tranquilidad. Yo puedo empezar con mi duelo.

En su desbocada e inconcebible cacería, este adolescente de 16 años apodado "el hombre araña" atacó salvajemente a ocho mujeres que terminaron violadas, abusadas y robadas. En seis hechos el chico entró a las casas de sus víctimas trepando por balcones y rejas, luego de espiarlas y conocer sus movimientos, sus horarios. Ataques que no hicieron más que engrosar las estadísticas de una realidad escalofriante: en La Plata, el cuerpo de médicos de la Policía recibe un promedio de 5 denuncias diarias por delitos contra la integridad sexual. De esos casos, dos son por violación y el resto por abuso deshonesto.

Aunque desde la Dirección de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad bonaerense prefieren el silencio, los últimos datos causan estupor: en la provincia de Buenos Aires, según la Asesoría de la Mujer, más de mil mujeres denuncian cada año haber sido violadas. Pero lo más terrible es saber que sólo se denuncia el 10 por ciento de los casos.

"Lo más terrible y complejo es asumirse como víctima de una violación", explica la psicóloga Laura Mariani. Y agrega: "Hay un antes y un después en cada situación de este tipo. Llegar a entender lo que pasó puede llevar un largo tiempo para ser medianamente incorporado a la historia personal. El temor, el terror o el horror experimentado dejan innumerables secuelas difíciles de asimilar".

El criterio popular suele decir que el violador tiene un apetito sexual más desarrollado y compulsivo que el resto de los hombres. También que son marginales que no tienen empleo y que nunca estudiaron. Y que son enfermos psiquiátricos aquejados de una depravación sexual. El criterio popular, hay que decirlo, a veces se equivoca.

Según un estudio sobre sesenta "violadores y abusadores sexuales procesados y/o condenados" por la Justicia Federal en distintas unidades penitenciarias de capital federal y la provincia de Buenos Aires, la mayoría tiene entre 21 y 35 años y, al momento de ser detenidos, casi todos tenían empleo fijo

El trabajo también vino a derribar otros mitos: que son marginales, por ejemplo: el 50 por ciento alcanzó el nivel secundario y universitario. El 43,3 por ciento se crió en el seno de una familia con mamá, papá y hermanos. El 61,7 por ciento nunca se alcoholizó y el 85 por ciento nunca consumió drogas. Y el 80 por ciento de ellos no tenía antecedentes penales por robo, estafas u homicidios.

"Los casos de violación crecen, y las principales víctimas de esos delitos son menores de edad", apunta Pablo Gatti, especialista en Medicina Legal y en Investigación Científica del Delito y para quien, al igual que el trabajo elaborado en las cárceles bonaerenses, existen ciertos rasgos característicos que, aunque sin llegar a determinar a la totalidad de los abusadores, en línenas generales pueden trazar cierto perfil de un violador serial (ver Rasgos...)

De acuerdo al estudio mencionado, el 55 por ciento de los agresores entrevistados estaba preso por violación; el 33 por ciento por abuso deshonesto, y el 11,6 por corrupción de menores. Sin embargo, en la evaluación forense el diagnóstico de todos ellos fue llamativamente el mismo: "estado psicofísico normal".

-No es fácil dar vuelta la página y seguir adelante. Cuando te violan, lo primero que sentís es que tu vida se destruye para siempre. Tu vida y la de los que te rodean. Y lo más terrible es que la Justicia no hace nada para que gente como este pibe se pudra en la cárcel. No hace nada. Y eso es como volver a sufrir otro ataque después del ataque que una ya sufrió.

Lo que dice M.S es lógico. La violencia sexual, se sabe, afecta la integridad física y psicológica de la víctima, las relaciones sexuales con la pareja, el vínculo con su familia y con el mundo, su sentido de justicia. Y aunque nunca la persona que sufre este tipo de violencia es culpable, muchos prejuicios largamente acuñados por la cultura patriarcal pueden poner a las mujeres en el lugar de sospechosas. Casi de culpables. M.S lo sabe y se indigna. Se retuerce silenciosamente de dolor y repite que, aunque lo intente, seguramente ya nada va a ser como antes.

Con sólo escucharla, cualquiera le da la razón. Y la entiende.