"Ahora esperamos que se haga justicia por Luis"

Lo dice el hermano de Ciancio, desaparecido en 1976 y cuyos restos fueron identificados recientemente

Hoy a las tres de la tarde, en el Cementerio de Berisso, una familia cerrará un largo capítulo de angustia e incertidumbre y abrirá otro, por cierto doloroso, pero con el consuelo de una verdad que les fue esquiva durante 32 años. Después de haber sido encontrados en una tumba NN del cementerio de Avellaneda por el Equipo de Antropología Forense que trabaja para identificar a víctimas de las desapariciones perpetradas por la última dictadura militar, los restos de Luis Ciancio serán enterrados en su Berisso natal en una ceremonia convocada por la intendencia berissense.

En los primeros días de diciembre de 1976 Luis Alberto Ciancio tenía 20 y estaba casado con la ensenadense Patricia Dillon, de 19. Habían sido padres de Federico, que era bebé y estaba al cuidado de sus abuelos: don Luis, trabajador del legendario frigorífico Swift, y Dora Ilda, docente y recordada directora de la Escuela 6 de Berisso.

Eran del barrio de la cancha de Estrella. Luis trabajaba en La Plata, en la dirección de Vialidad, y Patricia en la sede berissense del Banco Provincia. Una tarde, al salir de sus empleos, no pasaron a buscar al bebé. Fuerzas represivas se los llevaron a la Comisaría 5ª de La Plata, el último lugar donde fueron vistos con vida aunque se presume que pudieron haber estado ilegalmente alojados en el tristemente célebre Pozo de Banfield.

El paradero de Patricia sigue en las sombras como el de la mayoría de los 30.000 desaparecidos. De Luis se supo que fue enterrado como NN el 18 de febrero de 1977 en la necrópolis de Avellaneda. Allí lo encontró el EAF.

Luis era estudiante de Ingeniería y un apasionado futbolista que llegó hasta la Tercera de Gimnasia. Entre otros recuerdos, sus hermanos guardan una foto suya con el inolvidable wing albiazul Juan Miguel Tutino.

Ricardo Ciancio, que junto a sus hermanos Gabriel y Alejandro nunca dejó de buscar a Luis, se preocupa por destacar la actitud del intendente de Berisso, Enrique Slezack, que, señala, "ha actuado con respeto y sin intencionalidad política". Al hablar de Luis, Ricardo recuerda "su calidez humana y su compromiso social" y aún no repuesto del shock por la noticia del hallazgo de los restos, reflexiona: "te pasan por la cabeza estos años de búsqueda y una sensación extraña, porque no es lo mismo vivir con que tu hermano esté desaparecido a saber que está muerto".

Ricardo describe una sensación que, a pesar de todo, dice haberlo acompañado durante estos 32 años: "la esperanza chiquita de encontrarlo vivo". Y ante este nuevo dolor, mitigado por el imperio de la verdad, Ricardo y su familia mantienen otra: que se haga Justicia por Luis, por su hijo Federico y por Galatea, la nieta que no conoció. Y por los 30.000 desaparecidos.

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