Muestran grandes inventos de pequeños creadores platenses

Desarrollaron un kit para pruebas de agua potable, una crema antiinflamatoria y hasta un aparato que capta señales de celulares

Creatividad, trabajo, instrumental de laboratorio y elementos caseros fue la fórmula que aplicaron los alumnos de Química de la Escuela Técnica N° 8 para desarrollar proyectos de todo tipo. Además le añadieron mucho entusiasmo, el mismo que demostraron ayer a la hora de explicarlos. Desde la obtención de combustible ecológico a partir de aceite de cocina usado o de desechos de cereales hasta una crema antiinflamatoria, los adolescentes crearon un sistema para detectar si el agua es potable, un alcoholímetro, un limpiador y desinfectante de pisos y un aparato que capta las ondas electromagnéticas de los celulares, con un estudio de sus efectos sobre la salud.

Estudiantes de 6° año pronto irán a Tecnópolis, donde presentarán el desarrollo que hicieron para obtener etanol (alcohol etílico) a partir de la fermentación de granos de desecho de cereales, en vez de apelar a la caña de azúcar como lo hace Brasil a nivel industrial.

"Se fermentan los granos de maíz, por ejemplo, para obtener alcohol. Luego se separa el sólido del líquido, el cual se destila para minimizar la presencia de agua", sintetizaron, en lenguaje llano, los alumnos. "El alcohol resultante se puede utilizar como tal o como aditivo de gasolinas para reemplazar a los contaminantes productos derivados del petróleo", añadieron Joaquín Figueroa, Martín Federico, Luciano Gil, Jeremías Albarrazín, Melody Romero, Maxi Matricardi y Leandro Luna.

DE LA SARTEN, COMBUSTIBLE

En otro lugar del laboratorio, Hugo Zarza y Guimar Rodríguez Loureiro, de 5° año, explicaron cómo llegaron a obtener biodiésel desde aceite de cocina usado. "Se filtra con un papel para separar los restos de comida. Los siguientes pasos (distintos procesos de decantación) apuntan a que el aceite quede puro, se lo trata con diversos compuestos y se arriba al biodiésel. Nuestro objetivo es producir combustibles no contaminantes", enfatizaron.

Florencia Benítez y Patricia Barboza están preocupadas por la ingesta de bebidas alcohólicas. Inventaron un alcoholímetro que "es cualitativo y no cuantitativo -explicaron-. Detecta si la persona bebió, no cuánto". La prueba es contundente y permite observar el resultado a simple vista. En un tubito de ensayo hay un líquido naranja, se toma un sólo trago de vino, se sopla una pajita inserta en el tubo y en segundos adquiere color verde. No hay "escapatoria".

CONTROL DE AGUAS

En una cajita de cartón hay 4 frasquitos con 4 reactivos que, en forma instantánea, determinan si el agua es potable. "Hay muchos lugares donde se consume agua de pozo, y con este método se descubre rápidamente su contenido", dicen Juliana Sartori y Ezequiel Retamal (6° año) y realizan la prueba.

Una gota de uno de los pequeños envases cae en un tubo de ensayo con agua. Enseguida adquiere color rosa. "No es potable, tiene un nivel de acidez (PH) por encima de 7", dicen. Otro reactivo mide si hay presencia de bacterias. Un tercero, la cantidad de yodo y bromo, que "en altas proporciones provocan diarreas y deshidratación", explicaron, para pasar a la cuarta prueba, que indica la cantidad de cloro. "Si tiene mucho lastima la flora intestinal", subrayaron.

Muchos alumnos practican deporte y los moretones y dolencias musculares están a la orden del día. "Por ello decidimos hacer una pomada antiinflamatoria -cuenta otro grupo-. Se usa crema base, ácido acetilsalicílico (base de la aspirina) y esencia de mentol. Funciona muy bien", afirmaron Federico Pita, Matías Zago, Rocío Pereyra, Anabela Masci, Matías Pérez Rossi, Ignacio Prat y Gabriel Villena, de 4° año.

LA BASURA SIRVE

De la basura se puede obtener energía. Orlando Sprang Respress montó su proyecto partiendo de una botella de gaseosa con desechos orgánicos. Puestos en un recipiente "herméticamente sellado, donde no ingrese oxígeno, en vez de dióxido de carbono liberan biogás, el cual, purificado, se almacena como metano puro". El recipiente era un bidón. "Si este proceso se usa a nivel industrial, con contenedores, se puede arribar a una fuente de energía a partir de la basura", proyecta el alumno.

"Limpiador, aromatizante y desinfectante de pisos". La inscripción aparece en una botella de plástico que lleva la marca: EET N° 8. El producto, mediante un complejo proceso químico, "asegura que la superficie quede sin grasas y que el colorante no se fije al suelo", señalan Carolina Ponticelli, Agustín Vergalito, Emilio Vaena, Eugenio Seleo, Martín Ballester y Facundo Locatelli.

Otros chicos desarrollaron un purificador de agua natural. "La purifica, no la potabiliza -aclararon Lautaro Bath y Lucas Caltabiano-. El fin es que pueda usarse, por caso, para lavar o llenar psicinas". ¿El método? Que el agua pase por un filtro hecho en base a piedra, arena y grava.

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