Horror en una casa de 28 y 41: asesinaron a puñaladas a 4 mujeres

No se sabe si fue un ataque premeditado o una reacción brutal en medio de un conflicto de índole pasional. Tampoco si hubo un solo homicida o varios. Pero las consecuencias fueron igual de inconcebibles: cuatro mujeres, entre ellas una nena de 11 años, fueron asesinadas a puñaladas en una vivienda del barrio La Loma. Una madre, una hija, una nieta y una amiga de la familia, que fueron encontradas muertas en una escena de sangre y horror en su propia casa.

La masacre, para la que nadie en esa zona de la Ciudad encontraba ayer explicación alguna, ocurrió en un departamento ubicado al final de un angosto y largo pasillo, sobre la calle 28, al numeral 467, entre 41 y 42. Anoche, por este caso, había un sospechoso demorado.

Según pudo establecer este diario, en esa casa vivían Susana Barttole (63), que trabajaba en el Poder Judicial; su hija, Bárbara Santos (29), empleada de la Junta Electoral; y su nieta, Micaela Galle Santos (11), que estudiaba en el colegio San Cayetano. Los cuerpos de las tres presentaban traumatismos y heridas que les provocaron la muerte.

En la escena del crimen se encontró a una cuarta víctima, identificada como Marisol Patricia Pereyra (35), amiga de Santos y que fue asesinada con igual grado de alevosía y salvajismo.

El interior de la casa, tal como lo describieron fuentes consultadas por este diario, mostraba una escena salida de una película de horror. “Parecía una carnicería. Había sangre por todos lados, en el piso, en las paredes... Era algo difícil de creer”.

MADRUGADA VIOLENTA

Según el reporte oficial, el cuádruple asesinato ocurrió entre las once de la noche del sábado pasado y la una de la madrugada de ayer. Pero se descubrió a primera hora de la mañana, cuando un vecino salió de su departamento, lindero al de la familia masacrada, y vio rastros de sangre que conducían a la casa de Barttole, cuya puerta de entrada aún estaba abierta.

A los pocos minutos, la Policía montó un fuerte operativo en la cuadra. Se interrumpió el tránsito vehicular, se montó una oficina policial en la casa de un vecino y se precintó el sector donde se encontraban los vehículos. Peritos de Policía Científica comenzaron a levantar muestras de la escena del crimen en busca de pruebas que conduzcan al asesino.

Según relataron fuentes de la investigación, el cuerpo de Bárbara Santos, completamente desnuda, fue hallado en el comedor. Su madre y la amiga, en la cocina. Y la nena en una habitación.

LAS SOSPECHAS

En la primera reconstrucción de los vínculos de las víctimas, los investigadores determinaron que Bárbara Santos mantenía una relación sentimental con Osvaldo Emir Martínez, un joven de 27 años que trabajaría en la planta de la empresa YPF en Ensenada que practica artes marciales.

El noviazgo entre ambos comenzó hace algunos años, luego de que Santos se separara del padre de Micaela, Daniel Galle. Pero en los últimos meses atravesaba turbulencias.

Al parecer, Martínez “era obsesivo, extremadamente celoso”, reconoció un jefe policial. “Y no se sabe si la chica habría intentado dejarlo o ya lo había hecho”, agregó.

Según las hipótesis que manejaron ayer los investigadores, dentro de la casa de la calle 28 habría habido una pelea entre Martínez y Santos, que terminó abruptamente con el asesinato de las cuatro mujeres.

Por lo pronto, los peritos aun no han podido determinar con precisión la secuencia en que se fueron cometiendo los crímenes. Pero se especula que el homicida pudo haber atacado una por una a Bárbara Santos, Marisol Pereyra y Susana Barttole. Después se habría dirigido hasta una de las habitaciones para ultimar a la pequeña Micaela, que se encontraba mirando televisión.

De la escena del crimen, los peritos levantaron dos cuchillos con rastros se sangre y un palo de amasar que, se cree, fueron utilizados en la brutal agresión.

Se sospecha que el asesino, una vez que Barttole y la amiga de la hija ya estaban muertas, fue por Bárbara Santos, a quien sorprendió en el baño y, en principio, fue la única que ofreció una encarnizada resistencia. Recién después se encargó de la menor, a quien habría asesinado a cuchillazos en un dormitorio, posiblemente en busca de eliminar testigos, según describió un vocero judicial.

DESCARTARON EL ROBO

Desde un principio, tanto el fiscal a cargo de la causa, Alvaro Garganta, como los detectives de la DDI local, al mando del comisario mayor Juan Ibarra, descartaron la hipótesis del robo.

Ayer, en la localidad de Melchor Romero, los agentes allanaron la vivienda de Martínez, donde encontraron una carta dirigida a Bárbara Santos, rota y en el tacho de basura. El joven, además, tenía lesiones y marcas en la piel de los antebrazos que llamaron la atención de la Policía.

“Ahora habrá que esperar el cotejo de ADN. Si había muestras en las uñas de las víctimas y coinciden con el patrón genético de este hombre, su situación estaría más que complicada”, explicó uno de los informantes.

Anoche, Martínez seguía aprehendido y se esperaba que el fiscal Garganta, a primera hora de hoy, le solicitara su detención como presunto autor del cuádruple asesinato.

Durante el procedimiento policial en la casa de Martínez, ubicada en la calle 156 entre 524 y 525, el joven habría apelado a una coartada de horarios, según trascendió, aunque sus explicaciones no coincidirían con los testimonios de los testigos.

A Martínez también lo incriminarían las huellas que los peritos encontraron en el pasillo de la casa de la familia Barttole, que van desde la puerta de entrada hasta la vereda, donde habría estado estacionado su vehículo.

“Es una huella de talle 42, justo la misma medida del pie de Martínez”, explicó una fuente con acceso al expediente.