Carrera demente
| 4 de Diciembre de 2011 | 00:00

Lo primero que dijo Terry Wallis después de estar 19 años en coma fue "mami". Después dijo "Pepsi". Su memoria tenía marcas imborrables. Marcas que debido a la exposición y a la repetición habían dejado huella en su memoria. Recuerdos que casi dos décadas después, no se habían borrado. Es que somos recuerdos. Puede que usted recuerde este hecho ocurrido allá por 2003. Puede que no. Pero el hecho de que usted lea esta nota depende de la memoria. De un mecanismo de repetición y aprendizaje y eso de siempre acumular y acopiar conocimiento y experiencia y marcas y eslóganes. Y si en nuestro despertar no decimos Pepsi, tranquilos, que diremos Mac Donalds o Nike o la marca que nos deje huella en nuestra conciencia.
Un estudio dice que cada día mueren en nuestro cerebro más de cien mil neuronas. Neuronas que jamás se reponen. En una borrachera se llegan a perder varios millones. Y entonces ahora se entiende eso de que muchos tomemos para olvidar pero también para recordar. Y la prodigiosa memoria de Winston Churchill que le hacía posible repetir palabra por palabra una conferencia o toda una obra de Shakespeare. Recordar o no recordar, ser o no ser. Otra vez vuelve a mi mente la frase de que somos recuerdo. Pero no al extremo del uruguayo Enrique Ortega Salinas. Porque este hombre figura en el Libro de los Records Guinnes por haber memorizado un número de 320 cifras de un vistazo y un mazo de 52 naipes en 49 segundos. Y mate todo el día y usar el mate. Y si cruzamos el charco y nos vamos a Gran Bretaña tenemos la historia de Jeff Astle, un reconocido futbolista y goleador y cabeceador nato. Se cree que esos mismos cabezazos lo terminaron matando en 2002. Astle desarrolló problemas cognitivos luego de años de jugar por Inglaterra y West Bromwich Albion. La autopsia reveló que su muerte fue el producto de una enfermedad cerebral degenerativa causada por cabecear pesadas pelotas de cuero. Y usar el mate también mata.
Martín Pedersoli es médico neurólogo recibido en la UNLP. Recordé que tenía que ir a hablar con él: "Cuestiones externas como estrés, estar todo el día a full, hacen a las personas propensas a ataques. A síntomas depresivos y de cansancio, al síndrome de fatiga crónica. Que uno esté expuesto al estrés de la vida cotidiana, a la información en exceso, produce cambios, que pueden devenir en enfermedades. El hecho de haber sufrido un estrés muy importante hace que aparezcan enfermedades autoinmunes o tumores".
El exceso de información, pasarse de la raya mental, ¿influye? "El ritmo de vida que se lleva hoy en día, el sistema capitalista desesperado por el dinero, hace que las personas que se encuentren trabajando desmedidamente, que se alimentan mal y duerman poco, sean más propensas a sufrir un ACV o lo que se llama infarto cerebral. Esto hace que cada vez se den más casos en jóvenes. Una de las causas en los pacientes con ACV jóvenes son las drogas, aunque también el alcohol y el tabaco. Los estados posteriores al ACV son tres y muy identificables: muerte cerebral, estado vegetativo y estado de conciencia mínima. En este último un paciente puede dirigir la mano hacia un objeto, seguir con la mirada, hacer un sonido, un gesto". ¿Y la memoria?
"La memoria. Es un tema muy complejo. Dependen millones de mecanismos, de neurotransmisores. Ahora se descubrió que todas las áreas del cerebro están implicadas. Algunas, como el lóbulo temporal, son fundamentales. En todas las áreas del cerebro algo tiene que ver la memoria. El problema es perder la memoria. ¿Cómo llegamos a esto? A través de enfermedades. Estas enfermedades, algunas las podemos prevenir y otras no. La paradoja de la
Entonces: estamos todo el tiempo súper informados y cada vez queremos saber más y almacenar archivos y comprar más memoria. No nos alcanza con la que tenemos, siempre queremos más. Siempre más espacio. Para archivos atemporales de recuerdos que son cada vez más pesados y que cada vez nos pesan más. Tribus de agrandadores de cabezas por todos lados. Consumiendo información a todo momento, en donde quiera que estemos. Siempre
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