Solo falta la oficialización
| 1 de Mayo de 2011 | 00:00

"Todavía no hablamos con Cappa". La frase vertida por un alto dirigente a través del celular, no cambia el final de la película. La falta de una voz oficial tendrá que ver con aspectos legales, pero Ángel Cappa no seguirá al frente de Gimnasia. Deja una pobrísima imagen, ausencia de autocrítica, falta de compromiso. Solamente le interesa su discusión ideológica que distorsiona su imagen como entrenador. Ángel Cappa nunca entendió a Gimnasia.
Dos partidos ganados. Cinco empatados. Cinco perdidos. Entre ellos, el clásico y los rivales directos (Olimpo y Huracán). El partido en el Ducó fue el principio del fin. Jugadores confundidos que entraban y salían, errores al por mayor, un discurso que no llegaba a nadie. Ni en el vestuario, ni a los hinchas. "Si nos estrellamos estaré en el tren" fue una frase, apenas, del discurso desilusionante del viernes. Una más de un entrenador que vivió la campaña de Gimnasia como una película lejana. Ajeno al drama. Con un equipo sin juego, sin físico, sin alma, que vive porque le funcionan el corazón (Guillermo) y los pulmones (Fito) y Huracán se resiste a desconectarlo.
Cappa es al 2011 lo que Maturana al 2007. En casi 124 años, el "fútbol que le gusta a la gente" el Lobo lo jugó solamente entre marzo y agosto del '96. Tal vez, el Expreso sea otro ejemplo. Después, casi siempre, más garra que juego. Gimnasia tropezó dos veces con la misma piedra. Y con Cocca, Madelón, Sanguinetti, Falcioni... técnicos distintos con los mismos pobres resultados. Ahora parece todo perdido. Si la elección recae en Ariel Pereyra -quien al parecer estará al frente de la práctica de mañana- habrá que pelearla. Nada de armar para la B Nacional. La chance es mínima, pero existe. Equipos tan malos como este Gimnasia dan más. Quilmes es un ejmplo. Por eso, a dar todo, hasta lo que no haya. El objetivo debe ser mantenerse en primera. Ganar. Como sea.
Dos partidos ganados. Cinco empatados. Cinco perdidos. Entre ellos, el clásico y los rivales directos (Olimpo y Huracán). El partido en el Ducó fue el principio del fin. Jugadores confundidos que entraban y salían, errores al por mayor, un discurso que no llegaba a nadie. Ni en el vestuario, ni a los hinchas. "Si nos estrellamos estaré en el tren" fue una frase, apenas, del discurso desilusionante del viernes. Una más de un entrenador que vivió la campaña de Gimnasia como una película lejana. Ajeno al drama. Con un equipo sin juego, sin físico, sin alma, que vive porque le funcionan el corazón (Guillermo) y los pulmones (Fito) y Huracán se resiste a desconectarlo.
Cappa es al 2011 lo que Maturana al 2007. En casi 124 años, el "fútbol que le gusta a la gente" el Lobo lo jugó solamente entre marzo y agosto del '96. Tal vez, el Expreso sea otro ejemplo. Después, casi siempre, más garra que juego. Gimnasia tropezó dos veces con la misma piedra. Y con Cocca, Madelón, Sanguinetti, Falcioni... técnicos distintos con los mismos pobres resultados. Ahora parece todo perdido. Si la elección recae en Ariel Pereyra -quien al parecer estará al frente de la práctica de mañana- habrá que pelearla. Nada de armar para la B Nacional. La chance es mínima, pero existe. Equipos tan malos como este Gimnasia dan más. Quilmes es un ejmplo. Por eso, a dar todo, hasta lo que no haya. El objetivo debe ser mantenerse en primera. Ganar. Como sea.
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