Hora de jubilarse para la máquina de escribir

En Inglaterra se anunció la fabricación de la última, que fue donada a un museo. Quiénes las siguen usando en La Plata

En el Museo de Ciencias de Londres ya hay un lugar reservado para ella, la última máquina de escribir construida en Inglaterra por la fábrica Brother, que a lo largo de su historia construyó más de cinco millones de estos artefactos. El acontecimiento marca un antes y un después en la historia de la máquina de escribir, un implemento cuya primera versión se remonta a 1714, que llegó a reinar en el mundo y que actualmente se ve desplazada por nuevas tecnologías, como las computadoras personales.

A pesar de la fuerza del símbolo, el fin de la fabricación de las máquinas de escribir está lejos de . determinar su desaparición. Todavía hay nostálgicos que las prefieren a las nuevas tecnologías y románticos defensores de sus virtudes.

Guillermo Squileri, encargado de uno de los negocios de reparación y venta de máquinas de escribir que quedan en La Plata, dice que la cantidad de usuarios bajó sensiblemente en la última década.

“Hace diez años trabajábamos en igual medida con máquinas de escribir y computadoras; hace cinco, el 80% de la demanda se relacionaba con las PC y hoy son muy pocos los que siguen trayendo máquinas de escribir para reparar”, dice Squileri.

Esos usuarios responden a un perfil definido: son personas mayores, muchos de ellos profesionales -como abogados o escribanos- que no adoptaron el hábito de utilizar nuevas tecnologías. “O también personas que las buscan para hacer trabajos muy puntuales, como llenar ciertos tipos de planillas o formularios”, explica Squileri.

¿Qué situación encuentran en el mercado?: todavía se consiguen suministros, como cintas -a veces no originales, pero sí alternativos- aunque cuesta más obtener repuestos.

“Tampoco hay máquinas nuevas. Ya no se fabrican y las que se encuentran son aquellas que pueden haberle quedado a algún negocio”, dice Squilari.

¿Cuánto se paga por esas máquinas?: el precio promedio ronda hoy entre los 700 y los 800 pesos.

Las reparaciones son todavía frecuentes. En los negocios del ramo se habla de un promedio del orden de tres por semana.

La más común tiene que ver conque las máquinas se siguen utilizando, pero no con la asiduidad de otros tiempos.

“El problema más frecuente que resolvemos acá es el de las máquinas a las que se les endurecieron los mecanismos por falta de uso. La situación típica es que una persona que hace mucho que no utiliza la máquina un día quiere volver a usarla. Y cuando trata de escribir se da cuenta de que los mecanismos están entumecidos por falta de uso y de lubricación. La puesta a punto de ese tipo de máquinas es lo que más se demanda”, explicó Squilari.

Además de los mencionados, otros usuarios fieles a la máquina de escribir son algunos jóvenes que encuentran que este tipo de dispositivos les permiten una mayor concentración que las modernas computadoras.

La máquina de escribir los pone enfrente del trabajo sin distracciones tales como Facebook, Google o el correo electrónico, o la posibilidad de indagar en otros archivos que brindan las modernas computadoras.

el adios

“La máquina de escribir aún ocupa un lugar especial en los corazones de la gente” dijo Phil Jones, responsable de la filial británica de Brother cuando decidió donar el último ejemplar fabricado en Inglaterra al Museo de Ciencias de Londres, donde podrá ser visitada por visitantes locales y turistas.

El episodio, que baja la persiana a la última fábrica de máquinas de escribir del Reino Unido, cierra simbólicamente una historia que se había iniciado en el siglo XVIII con una sucesión de inventos que buscaban obtener un implemento mecánico que facilitara la escritura.

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