Falleció el escritor José Gobello, fundador de la Academia Porteña del Lunfardo

FUE PERIODISTA, ESCRITOR Y ENSAYISTA, AUTOR ENTRE OTRAS OBRAS DEL “NUEVO DICCIONARIO DEL LUNFARDO”

El escritor José Gobello falleció el lunes en Ramos Mejía a los 94 años en un hospital al que había ingresado por la complicación de un infección urinaria.

Este periodista, escritor y ensayista se había convertido en un ferviente investigador y difusor de las voces populares, al punto de fundar en 1962, junto a León Benaros y Luis Soler Cañas, la Academia Porteña del Lunfardo.

Había nacido en una humilde familia de inmigrantes italianos y siendo muy joven se destacó como militante político durante la primera etapa del peronismo, lo que lo llevó a ocupar una banca como diputado nacional en 1951 y, más tarde, tras el golpe militar de 1955, pasar dos años en prisión.

Durante su detención, Gobello escribió su segundo libro, “Historia de ladrones” -el primero había sido “Lunfardía”, de 1953-, en el que comenzó a indagar en el submundo delictivo.

Fue en aquellos años que Gobello reafirmó su pasión por el argot de Buenos Aires, un conocimiento que cultivó a lo largo de toda su vida, convirtiéndose en un referente de esta vertiente de la cultura argentina.

A lo largo de su vida escribió libros como “Primera antología lunfarda” (1961) con Luis Soler Cañas, “Nueva antología lunfarda” (1972), “Diccionario lunfardo” (1975), “Conversando tangos” (1976), “Etimologías” (1978), “Nuevo diccionario lunfardo” (1990), “Aproximación al lunfardo” (1996), “Vocabulario ideológico del lunfardo” (1998), con Irene Amuchástegui, y “Breve historia critica del tango” (1999), entre otros.

También el tango

Su relación con esa peculiar forma del habla porteña lo llevó a relacionarse con el tango, sus creadores y cultores. Entre sus amigos se encontraron el poeta Julián Centeya y el cantor Edmundo Rivero, así como el maestro Sebastián Piana, quien tocó una milonga el día del casamiento de Gobello.

Como no podía ser de otro modo, los restos del escritor y ensayista fueron velados en la sede de la Academia Porteña de Lunfardo, una institución que fue el fruto de su esfuerzo y su pasión. Desde allí, ayer, su cuerpo fue llevado al cementerio Jardín de Paz, donde fue cremado.

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