Se rajó otra vez el techo del Estadio Unico

Ahora se rompió en un sector aledaño a la avenida 25

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ESTA VEZ, LA ROTURA AFECTÓ UN SECTOR DEL TECHO DEL ESTADIO ALEDAÑO CON LA AVENIDA 25


Pasó por primera vez en octubre de 2011. Se repitió en septiembre y en diciembre del año pasado. Y también ayer. Desde que fue colocada, hace menos de tres años, la cubierta del Estadio Unico se rompió cuatro veces, tras ser castigada por vientos y tormentas; en esta oportunidad, una rajadura de considerables dimensiones afectó un sector del techo aledaño con la avenida 25, que será reparado -según se afirmó- “apenas mejoren las condiciones climáticas”.

El temporal que cubrió la Región durante la noche del martes y la mayor parte de la jornada de ayer hizo sentir su furia sobre la membrana que cubre el coliseo deportivo de Tolosa; alrededor de la 1 del miércoles, un enorme retazo ubicado sobre los pasillos 5 y 8 se desprendió de sus soportes y quedó colgando sobre las gradas.

El director ejecutivo del Estadio, Matías Sejem, explicó que “la rotura fue provocada por los fuertes vientos; a 40 metros del piso y al no haber edificios cercanos que los contengan, libremente y mucho más intensos que en otros sectores urbanos”.

El funcionario señaló que una cuadrilla de operarios especializados debió cortar la sección de membrana que quedó colgando, para proteger de eventuales percances a los espectadores del partido programado para anoche entre Estudiantes y River Plate por la copa Sudamericana de clubes de fútbol.

Sejem adelantó que personal de la Agencia Administradora del Estadio y Astilleros Río Santiago trabajará en la reparación de los daños apenas mejoren las condiciones climáticas.

De configuración atípica, dada su forma de número ocho que lo hace singular en el ámbito mundial, el Estadio cuenta con una “membrana arquitectónica” que cubre las gradas y la mitad del camino superior, dejando al descubierto el campo de juego, suspendida sobre un anillo metálico a 46 metros de altura.

Debajo de él hay otros dos anillos, a 36 y 26 metros respectivamente, y una intrincada red de casi quinientos cables y piezas de acero. En el perímetro de la construcción, una viga metálica espacial conformada por una retícula triangular de tubos de acero actúa como “anillo de compresión”.


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